EL PAíS › FINANCIAMIENTO Y RECURSOS ENERGETICOS, LA OFERTA DE VENEZUELA
Justo lo que Argentina más necesita
De la mano de necesidades de uno y recursos de otro, los acuerdos pueden modificar el cuadro de situación del bloque regional.
Por Raúl Dellatorre
La activa diplomacia petrolera venezolana está rindiendo frutos sorprendentes. Recursos abundantes –por el encarecimiento del precio internacional del petróleo– y necesidad de romper el aislamiento al que pretende someterlo Estados Unidos son los ingredientes que han impulsado a Hugo Chávez –más allá de sus convicciones latinoamericanistas– a tender puentes insospechados hacia el sur del subcontinente. Desde este otro lado, el mandatario venezolano se encontró con un gobierno que demandaba ansiosamente justo lo que él venía a ofrecer: recursos energéticos en abundancia y fondos financieros. Por si fuera poco, la apertura venezolana de importantes (en millones de dólares) obras de infraestructura a la participación de grupos de capital argentino le brinda al gobierno de Néstor Kirchner una ventaja adicional: “asociar” a los grupos de mayor peso en una alianza que le puede rendir, fronteras adentro, un rédito mayúsculo a la hora de fortalecer su entramado político interno.
Sin dudas, el proyecto más ambicioso y sorprendente es el tendido de un gasoducto que, partiendo de Venezuela, atraviese Brasil y Uruguay, y culmine en Argentina. El costo estimado es de 4000 millones de dólares, pero su trascendencia estratégica posiblemente supere la importancia que pueda tener el valor económico de la inversión. ¿Por qué? Porque no sólo vincula definitivamente la economía de los países que involucra –es una inversión demasiado importante como para, una vez iniciada, dar marcha atrás, y además una vez realizada no puede hacerse otra cosa que utilizarla–, sino que además le cambia la realidad económica a todos los países que involucra.
- Para Venezuela, equivale a convertir al gas natural en un producto tan importante como el petróleo como bien exportable, condición que hoy no tiene por las limitaciones para su transporte.
- A Brasil (también a Uruguay) le cambiaría totalmente la ecuación energética, ya que hoy carece de gas natural en prácticamente todo su territorio; y le dejaría más petróleo disponible para la exportación.
- A la Argentina, le resolvería definitivamente una amenaza concreta a no más de un lustro: la escasez de recursos energéticos (por agotamiento de reservas petroleras) y la obligación de salir al mercado como importador.
La “independencia energética” modificaría, sin duda, el lugar desde el cual la región (suponiendo un Mercosur que incluya a Venezuela) se sentaría en futuras mesas de negociaciones. Ya no sería tan sólo un “socio con recursos energéticos abundantes”, sino que todos estarían interconectados y en disposición de ese recurso.
La elevada renta petrolera que está obteniendo Venezuela gracias al precio del crudo inusitadamente alto puso en manos de Chávez, además, excedentes financieros que hoy resultan no menos estratégicos que el petróleo. Ya volcó parte de ellos a la compra de bonos de la deuda pública argentina, por valor nominal de 800 millones de dólares (pagó a precios de mercado, aproximadamente un 20 por ciento menos), y prometió ahora adquirir otros 300 millones. Argentina consigue así un recurso financiero abundante que le alivia el peso de la negociación con el FMI –por los vencimientos no postergables del año próximo–, sin tener siquiera que recurrir a los mercados internacionales.
Lo particular del intercambio con Venezuela es que el país obtiene ventajas “de ida y vuelta”, por lo que recibe y por lo que da. Parte de los acuerdos involucran la continuidad del suministro de fuel oil y gasoil venezolano, fundamentales para mantener en actividad las centrales termoeléctricas durante el invierno –cuando el uso del gas natural como combustible compite con el consumo domiciliario–. Y una vez más, se acordó que el pago del combustible líquido no se hará en divisas sino en mercancías y servicios: maquinaria agrícola y asistencia técnica del INTA. “Tener un vínculo tan estrecho con Venezuela, desafiando a la vez a Estados Unidos, si es parte de una estrategia donde cada paso está meditado en función de un objetivo, merece todo el aplauso y admiración, pero si es nada más que una reacción espontánea ante circunstancias puntuales, puede llevar al desastre.” La reflexión, a modo de duda, fue planteada a este diario por uno de los más influyentes empresarios argentinos del momento. Los compromisos entre los gobiernos de Chávez y Kirchner buscan dar respuesta en el primer sentido, despejando los temores por el segundo.