EL PAíS › KIRCHNER DEFINIO PUBLICAMENTE SU OBJETIVO EN LA ECONOMIA
“Crecimiento sostenido con equidad”
“Estas cosas alimentan nuestra pasión y nos comprometen a defender con más fuerza la recuperación económica y nuestro objetivo de lograr un crecimiento sostenido, con equidad.... Esta Argentina debe tener razones importantes para que sea un buen lugar para invertir. Soñamos proseguir este camino y este rumbo con un crecimiento con orden macroeconómico y sin desequilibrios sociales”. El presidente Néstor Kirchner es el autor de la parrafada que inician estas líneas, vertida en el acto de inauguración de un laboratorio francés en la localidad de Pilar. Las definiciones fueron vertidas en presencia de la flamante –y aun no asumida– ministra de Economía, Felisa Miceli, y asemejaron a una declaración de principios de lo que deberá ser la gestión de la funcionaria.
Fue el primer acto público al que concurrió la inminente ministra. Kirchner también estuvo acompañado por el ministro de Salud, Ginés González García, habida cuenta de que lo que se inauguró fue la planta del laboratorio francés Sanofi-Pasteur. La planta implica una inversión directa de 60 millones de euros, y dará empleo a unos 100 empleado argentinos, entre efectivos y contratados.
La nacionalidad de la empresa le sirvió al patagónico para marcar diferencias con la también gala empresa Suez, controlante de Aguas Argentinas, y para morigerar la tensión generada con el gobierno de Jacques Chirac a guisa de las desubicadas declaraciones de su embajador en Buenos Aires, Francis Lott, cuando calificó de “sesentayochista” (en referencia al mayo francés de 1968) al Gobierno y/o al mismo Presidente.
Como dando por superado el episodio de marras, Kirchner envió un saludo y agradecimiento a Chirac por la inversión. Atentamente, y con una sonrisa, escuchó tales mieles el propio Lott.
Declaración
Acostumbrado a utilizar escenarios para emitir mensajes, el patagónico no se privó en esta oportunidad de hacer su raya en la arena. Así, frente a su ministra por asumir que escuchaba atentamente, Kirchner
sostuvo que en la Argentina “se puede invertir, trabajar y ganar dinero decentemente” y que para garantizar tal proeza utilizará el poder del Estado como promotor de la llegada de capitales.
“El Estado va a cumplir con su rol, promoviendo las inversiones, respetando y haciendo respetar la ley y las regulaciones del caso”, acometió. Replicando implícitamente algunas argumentaciones de economistas de la city acerca de la falta de inversión porque el país no es atractivo y no ofrece lo que dan en llamar seguridad jurídica, el Presidente sostuvo que en la Argentina existen “razones importantes que muestran que es un buen lugar para invertir”. “Los empresarios han sabido captar y ver los recursos humanos con que cuenta la Argentina. Por eso, los argentinos debemos recuperar la autoestima que se fue perdiendo de a poco”, arengó, en su salsa.
Este primer discurso a la vera de Miceli sirvió, además, para marcar una especie de lineamiento general de lo que dice pretender para el resto de su gestión. “Vamos a continuar con el crecimiento macroeconómico, pero que no esté asentado en desequilibrios sociales”, definió Kirchner. Y no se privó de destacar que uno de sus objetivos –acaso el más importante y el más acuciante– es luchar contra “la desocupación y la pobreza, sustentados en el superávit fiscal”. “Podemos lograr una inserción integradora en el mundo desde el desarrollo con equidad. La rentabilidad que se obtenga será una buena señal, ya que se arriesga y se invierte según una lógica consecuencia”, definió.
Lo curioso del caso no es Miceli aun no asumió como titular de Economía y que Roberto Lavagna presentó su renuncia –a solicitud del Presidente– anteayer. De los ministerios que cambiarán sus conducciones, Economía esel único que estará acéfalo hasta mañana, cuando asuma la ex presidenta del Banco Nación.
Un participante del acto, a su vez integrante del elenco de Gobierno, aseguró a Página/12 que las palabras del presidente fueron “una especie de comunión” con el pensamiento de la inminente ministra. “Ahora hay armonía en el gabinete”, dijo, irónico, el funcionario.