Jueves, 16 de marzo de 2006 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Cuando apareció en el diario la propuesta de poner el 24 de marzo en el almanaque como día feriado recordé que los días feriados del almanaque están pintados en rojo. Y recordé algo de mi lejanísima infancia, en la ciudad de Paraná. Vivían, en la primera barranca, al lado de un ombú, vecinos humildes de la ciudad de Paraná, en un clásico rancho, paredes de barro y madera y techo de paja, levantado por ellos mismos, para poder vivir. Lo único que habían colgado en una de las paredes era un calendario. Eran muy buena gente, pero sin trabajo en ese momento salvo Prima, ése era su nombre, que trabajaba de empleada en mi casa.
Yo nunca había visto un almanaque, menos aún colgado y me llamó la atención. Prima, que no sabía leer ni escribir, sólo trabajar, me sentó en su falda y me explicó que las fechas importantes eran las que estaban pintadas de rojo. Señalé uno de los cuadrados con número en rojo y ella, que no sabía leer, me explicó despacio qué significaba esa fecha. Los almanaques están colgados donde no llegan los diarios, menos aún los libros.
Yo que soy provinciana, que he recorrido el campo, en regiones muy pobres, que he trabajado desde el hospital de Lanús, con vecinos muy pobres, muchos de ellos que no sabían leer ni escribir, afilaban su memoria a través del calendario. Y me imagino, en lugares solitarios, alejados de poblaciones, desvinculadas del quehacer nacional, por las distancias que muchas veces son causa de la ignorancia.
Me imaginaba a Prima o a mujeres humildes explicando a algunas de sus hijas o vecinas, también analfabetas, el significado del 24 en rojo. Entonces, decía, me imagino a la hermana mayor de Prima que era la única que sabía leer, diciendo que ese 24 de marzo en colorado era la fecha de la mayor matanza –ella no hablaría de secuestros masivos o desapariciones de treinta mil–, ella diría, modestamente, matanza de niños, mujeres y hombres que los militares habían producido en el país.
Claro, nosotros no nos vamos a enterar de esta comunicación, porque tal vez seamos nosotras los y las que apenas miramos el calendario. Pero para la gente humilde, de ranchos y pueblos fantasma, será un dato preciso que completará la idea de que en la Argentina el 24 de marzo de tal año hubo una matanza feroz sobre nuestro pueblo. Y claro, somos nosotras las que no nos enteraremos de que ellas sí se enteraron. Pero eso no significa ignorancia en ellas, sino en nosotros.
Ella sabrán. Nosotras no sabremos que ellas saben. Nosotras seremos las que ya no estemos. Apruebo la fecha en el calendario. Si alguien ese día sale de excursión, que así sea. Ellos sabrán que bailan el día de la matanza.
* Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
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