Tenían una gran expectativa por escucharla, lo que quedó en evidencia con el largo aplauso con que diputados y senadores recibieron a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet. Las caras alegres de más de una de las parlamentarias mujeres mostraban cierto orgullo de género. La repetición del término “estratégico” a la hora de definir la relación de ambos países y el acento puesto en la “integración” para resolver los problemas de la región fueron la columna vertebral del discurso de la mandataria chilena. Con un tono tranquilo y coloquial subrayó que el principal objetivo de la integración es el de “derrotar la pobreza y la exclusión social”. Como en los mejores tiempos, la mayoría de las 257 bancas del recinto de la Cámara baja estaban ocupadas. Incluso se habían agregado sillas para los senadores. Entre las ausencias se destacó la de Carlos Menem, un clásico en este tipo de encuentros, y la de la senadora Cristina Fernández de Kirchner, que ya había estado con Bachelet en el acto en José C. Paz.

La presidenta repasó el plan económico llevado adelante por el gobierno socialista, dijo que “fuimos más allá del Consenso de Washington, porque como coalición progresista tenemos sensibilidad social”.