Sábado, 26 de agosto de 2006 | Hoy
EL PAíS › IDENTIDAD Y DIVERSIDAD, POR MANUEL ANTONIO GARRETON
Por S. F.
Desde Mar del Plata
En la mesa “Identidad, diversidad cultural y globalización” el sociólogo chileno Manuel Antonio Garretón señaló que el paradigma de los ’90, con la irrupción y la omnipresencia de la goblalización, implicó tres conductas: la aceptación eufórica, la negación de cualquier originalidad del fenómeno y el rechazo radical. “Si la globalización fue el estallido de arriba de los estados, la explosión de las identidades nacionales significó el estallido por debajo”, comparó. Garretón añadió que una de las consecuencias de la globalización es la pérdida de centralidad de la política y una presencia obsesiva y permanente de la memoria. El profesor de la Universidad de Chile aseguró que la cultura fue adquiriendo autonomía respecto de otras esferas. “Pasamos de sociedades políticas a sociedades culturales, y en la mayor parte de los países se separó cultura del área de educación. La educación era el núcleo duro y, parafraseando a Nun, las bellas artes el aditamento.”
“Vivimos en el paradigma de los noventa renovado, cuestionado y con otras proyecciones –apuntó Garretón–. La reconstrucción de las relaciones entre el Estado y la sociedad, la refundación de la Nación, es un tema clave de las políticas culturales.” El sociólogo chileno planteó que la política cultural no puede dejar de tener un contenido ético y no puede desentenderse del problema de la igualdad. Pablo Wisznia, subsecretario de Cultura, subrayó que en los ’90 las discusiones en torno del desarrollo se centraron en indicadores económicos. “Ya no se puede medir el desarrollo recurriendo sólo al PBI, sino que el único medio y fin para lograr ese crecimiento es el hombre inserto en su propia cultura”, explicó Wisznia.
El subsecretario de Cultura recordó que para las dictaduras el concepto de cultura que mejor se adecuaba era el de la cultura como sinónimo de bellas artes. “La desaparición forzada de una generación de compañeros joven y repleta de ganas, ideas y compromiso dio inicio al proceso de desculturalización que terminó en la solución neoliberal, apoyada en el miedo, en la destrucción de la cultura del trabajo y en el facilismo”, opinó Wisznia. “Desde un Estado desguazado y desde los medios, establecieron los conceptos de fin de la historia y de globalización, nos dijeron que en el mundo global todos ganábamos, pero nunca se concentró tanto la riqueza y se globalizó tanto la pobreza.” Wisznia aseguró que los ejes de las nuevas áreas de cultura deben ser la inclusión social, el acceso irrestricto a la cultura, a la creación artística y a su disfrute, y a la generación de ciudadanos libres, con sentido de pertenencia y respeto por la diversidad.
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