Jueves, 5 de abril de 2007 | Hoy
EL PAíS › EL GOBIERNO GUARDO SILENCIO ANTE LA CARTA DEL PAPA
La carta del papa Benedicto XVI con elogios a Antonio Baseotto suma un nuevo capítulo al culebrón que el gobierno nacional mantiene con el obispo castrense y crea un marco de incertidumbre sobre la resolución que tomará el Vaticano, quien por estas horas deberá aceptar o postergar el reemplazo del vicario de 75 años.
No hubo durante la jornada de ayer, al conocerse la epístola papal, ninguna reacción pública del Ejecutivo, seguro de que los elogios del Pontífice a Baseotto no alterarán la decisión final de dar curso a la renuncia presentada por el obispo.
La polémica entre el Gobierno y Baseotto la desató un reportaje que Página/12 le realizó a Ginés González García. El ministro de Salud había considerado necesario avanzar hacia la “despenalización del aborto”, poniendo varios ejemplos que fundamentaban su postura.
El vicario le respondió por carta con una cita del Evangelio. “Los que escandalizan a los pequeños merecen que les cuelguen una piedra de molino al cuello y los tiren al mar”, decía el texto que le envió al ministro en febrero de 2005. La frase remitía a los “vuelos de la muerte” de la dictadura, que asesinaba tirando al mar a aquellas personas detenidas ilegalmente. Por esa frase se lo denunció ante la Justicia por “apología del delito”, cargo por el cual finalmente fue sobreseído.
Por aquel episodio, el Gobierno le quitó a Baseotto el cargo de subsecretario de Estado y el sueldo de 5 mil pesos mensuales. Pero el Vaticano no lo reemplazó y ahora deberá decidir sobre su renuncia. A principio de este año, el cardenal Jorge Bergoglio estuvo analizando el caso con el prefecto de la Congregación para los Obispos, cardenal Giovanni Battista Ré, uno de los principales ministros de Benedicto XVI. Lo acompañaron a la Basílica de San Pedro los tres obispos que comparten con él la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal argentina.
Una vez conocido el sucesor de Baseotto, éste deberá contar con el aval del Gobierno. Los nombres echados a rodar son los de Carlos Malfa, obispo de Chascomús; Rubén Frassia, de Avellaneda-Lanús, y Carlos Franzini, de Rafaela. El presidente Néstor Kirchner en persona se ocupará del tema, según contaron a Página/12 fuentes oficiales.
Baseotto es obispo castrense desde el 8 de noviembre de 2002. Llegó al cargo luego de haberse desempeñado como obispo de Añatuya (Santiago del Estero) desde 1991. De perfil sumamente conservador, Baseotto fue considerando uno de los obispos más cercanos y colaboradores del ex presidente Carlos Menem.
Si bien Baseotto no estaba en la terna inicialmente propuesta por el Episcopado argentino para ocupar el obispado castrense, su designación se logró por la intervención de Esteban Caselli, ex secretario de Culto y embajador ante la Santa Sede del menemismo, quien utilizó sus vínculos con el ex secretario de Estado del Vaticano, cardenal Angel Sodano.
El episodio Baseotto podría derivar en los próximos días en la supresión del obispado castrense. El Gobierno estudia esa alternativa de máxima y otra de mínima, que incluiría una profunda reformulación de esa vicaría.
En cualquier caso, Kirchner aprovechará la particularidad de que esa diócesis está dentro de las estructuras del Estado. Habrá que ver entonces si el Presidente avanza con los cambios en la vicaría, que supo albergar a capellanes cómplices de la represión ilegal, o evita lo que podría representar un nuevo enfrentamiento con la Iglesia.
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