Jueves, 30 de agosto de 2007 | Hoy
EL PAíS › DOCUMENTO DE LAS IGLESIAS ARGENTINA Y URUGUAYA
“Nos duelen los desencuentros y malentendidos, el distanciamiento de las familias, la lejanía de las amistades, las trabas en el tránsito de personas, bienes y servicios y, en definitiva, el debilitamiento de la fraternidad del río Uruguay”, dice uno de los párrafos del documento que suscribieron ayer por la noche en Paysandú los obispos católicos de Argentina y Uruguay después de analizar la “evolución del conflicto” por la instalación de pastera finlandesa Botnia en Fray Bentos. Los prelados se mostraron “preocupados” y volvieron a insistir en la necesidad de la reanudación de un “diálogo” como “camino privilegiado para la construcción de la integración” entre ambos países. Antes de la reunión, el obispo de Gualeguaychú, Jorge Lozano, manifestó que “la gente siente que no hay un avance en las decisiones y las negociaciones”.
Del encuentro de “los obispos de la Iglesia Católica vecinos del río Uruguay” participaron, además de Lozano, el obispo argentino Luis Collazuol (Concordia), y los uruguayos Carlos Colazzi (Mercedes y presidente de la Conferencia Episcopal Uruguaya), Pablo Galimberti (Salto) y su auxiliar Heriberto Bodeant. El documento que rubricaron los prelados como “mensaje” lleva como encabezamiento los versos de “consejos de Martín Fierro a su hijos”, de José Hernández, y está dividido en las cuestiones que “nos unen”, “nos preocupan”, “nos duelen” y las que “valoramos”, además de lo que reafirman “como ciudadanos”, lo que creen como cristianos y su “compromiso como pastores”.
Tras expresar su preocupación por “los recientes obstáculos en el camino de la integración surgidos a raíz del conflicto medioambiental”, los obispos se comprometieron a “pedir a Dios luz, fortaleza y coraje para encontrar y recorrer los caminos que consoliden la unión de nuestros pueblos” y exhortaron a sus comunidades religiosas a “ejercer una ciudadanía responsable y activa con espíritu cristiano”.
Pero los referentes eclesiásticos también dejaron sentada su postura sobre el conflicto cuando dijeron que les preocupa “la posibilidad de que el abuso del ambiente entendido sólo como ‘recurso’ ponga en peligro el ambiente como ‘casa’”, y advirtieron sobre “los riesgos de deterioro del ambiente humano que debilitan los lazos que unen nuestra gran familia de frontera”. Luego proclamaron que “el bien común de ambos pueblos debe traducirse en un desarrollo integral, solidario y sustentable”.
También consideraron “preocupante” la escasez de puestos de trabajo en ambas márgenes del río Uruguay, que “acentúa la disgregación de muchas familias”, y reiteraron el “valor de los marcos jurídicos como condición para la convivencia y herramientas de solución de conflictos”. El documento termina con el sello religioso de la encomendación a la Virgen de los Treinta y Tres Orientales y del Luján para que “nos cobije y ayude a crecer como hermanos”.
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