Lunes, 26 de mayo de 2008 | Hoy
ESPECIALES › SUPLEMENTO 21º ANIVERSARIO
Por Osvaldo Barsky*
Las retenciones juegan distintos roles, todos muy importantes, pero hay que ser precisos y no confundir a la gente. El primero es el superávit fiscal, que no es un tema menor. De hecho le sirve al campo porque mantiene un dólar alto. Además, al bajar el precio de las ventas al exterior, mantiene a raya los precios internos de productos de primera necesidad. En el caso del trigo, por la harina, el pan, los fideos y otros productos. El maíz alimenta a los pollos, los chanchos y ahora también al ganado vacuno. Con el girasol se hace el aceite que más se consume en el país. Pero la soja es un tema aparte. Es necesario aclarar que prácticamente no forma precios de alimentos en el país. Sólo un 5 por ciento queda acá y es usado para complemento alimentario de animales. No veo razón para parar la soja. Ni por precios internos ni porque frene el desarrollo del resto de los granos. En realidad, bajar las retenciones del maíz y el trigo sí puede causar aumentos de precios internos. La Argentina necesita más maíz, más girasol y más soja y está en condiciones tecnológicas de hacerlo. Porque con la expansión de los nuevos cultivos y la extensión de la zona geográfica se puede hacer. El trigo es complementario de la soja. Se siembran en épocas distintas. Además, ahora se pude sembrar en Formosa, Chaco, Tucumán y otras provincias. Por otra parte, ahora se utiliza el feed-lot: se engorda el ganado con maíz y otros alimentos suplementarios en la región pampeana. O sea que no hay menos carne por la soja. El stock ganadero creció en 5 millones. Ahora está en 55 millones de animales. Hay nuevas razas de origen cebuinas, que vienen del cebú, del norte. Se está expandiendo todo al mismo tiempo. No estoy de acuerdo con que hay que parar un grano para que crezcan otros. El problema de la leche es, por un lado, el factor climático y, por otro, que en la zona pampeana la soja la desplaza. En este caso harían falta fuertes subsidios, principalmente para los pequeños tambos. No hay que trabajar con promedios. Los grandes con 83 centavos están bien; el resto no. Un tema muy importante es que nadie explica para qué se va a usar la plata. Por qué no lo usamos en desarrollo científico para asegurarnos el futuro. O para desarrollar el sistema ferroviario.
* Investigador principal del Conicet.
Publicada el 22 de marzo de 2008.
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