ESPECTáCULOS › “AMAR TE DUELE”, DE FERNANDO SARIÑANA
Romeo y Julieta a la mexicana
Por Horacio Bernades
Amar te duele es la primera película del mexicano Fernando Sariñana que se estrena en Argentina. Tan activo en la producción como en la realización, tras un debut a mediados de los ‘90, Sariñana se dedicó un tiempo a la publicidad y la TV (donde coprodujo y dirigió una serie para niños que se emitió por el canal Disney) y volvió al cine a fines de esa década, momento a partir del cual parece haber encontrado la llave del triunfo. De 1999 para acá, Sariñana dirigió cuatro películas, todas con buena repercusión. Sabe jugar la carta de la versatilidad, pasando astutamente de una sátira con toques de actualidad (Todo el poder) a una comedia sexual (El segundo aire), de allí a una crónica dark-urbana (Ciudades oscuras) y ahora a Amar te duele. Su última película hasta la fecha, convierte el conflicto social latente en cualquier ciudad latinoamericana en una comedia dramática de consumo adolescente, que explota por enésima vez el esquema de Romeo y Julieta.
Escrita por Carolina Rivera (esposa del realizador) y con su hija, Ximena Sariñana, en papel secundario, Amar te duele narra la improbable relación amorosa entre Ulises (el magnífico Luis Fernando Peña, muy activo en el cine mexicano) y Renata (Martha Higareda). Ulises es un chico pobre, que se gana la vida trabajando en una tienda y para quien las historietas y mundos fabulosos representan un escape imaginativo. Un día se cruza por casualidad, en un shopping, con Renata, chica de clase media cuyos padres y hermana suelen estigmatizar a la gente pobre con el mote de “nacos” (equivalente al “cabecitas” argentino). Pero Renata es desprejuiciada, Ulises le gusta y de allí en más ambos desafiarán (como aquellos amantes de Verona, que seguramente no sabían hasta qué punto echarían descendencia en telenovelas y otros géneros de consumo) amigos, novio y familias, en busca de defender su amor.
Como sucede con la mayoría de los films mexicanos, lo ideal sería ver Amar te duele en compañía de un glosario que contenga términos como “güey”, “madre”, “padrísimo” y otros por el estilo. Astuto, Sariñana ornamenta su ingenua fábula con toques de corrección política (no falta el amigo Down, como vehículo para subrayar que el protagonista es de buena cepa), le pone música de aquí y ahora (mucho rock mexicano y hip hop) y la viste con lo que podrían llamarse “técnicas visuales modernas”. Cámara nerviosa, cortes, distintas texturas (fílmico y video) y un pasaje permanente del color al blanco y negro que no parece reconocer otra justificación que brindarle a su espectador (al que se presume mayoritariamente adolescente) un poco de variedad. Está claro que Sariñana sabe lo que quiere, y está claro también que en su país la estrategia parece haber dado resultado. Al menos por lo que indica Amar te duele, no da la impresión de que puertas afuera pueda ocurrir lo mismo.