ESPECTáCULOS › SE REUNIO EN LA PAMPA LA ASAMBLEA FEDERAL DEL INSTITUTO DE CINE
Cuando la regulación viene asomando
“La Asamblea apoyará llegar a últimas instancias con medidas regulatorias en caso de que el consenso no sea posible”, confirmó ayer el presidente del Incaa, Jorge Coscia, a Página/12. En el interior, el tema es sensible.
Por Mariano Blejman
En el marco de la polémica desatada por los serios problemas de exhibición de las películas argentinas, la Asamblea Federal del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) reunida durante dos días en La Pampa y que concluye hoy viernes impulsará una resolución recomendando la “defensa del cine nacional”, lo que podría traducirse rápidamente en una pronta reglamentación de la ley de cine. “Con el acuerdo de todas las provincias se firmará hoy una resolución defendiendo el cine nacional, con un aval a lo actuado por el Incaa frente a distribuidores y exhibidores. Pero además la Asamblea apoyará llegar a últimas instancias con medidas regulatorias en caso de que el consenso no sea posible”, confirmó Jorge Coscia ayer a Página/12. El presidente del Incaa explicó ayer en La Pampa algunos de los problemas de la exhibición, frente a la casi totalidad de secretarios de Cultura de las provincias argentinas (faltó Salta, aunque probablemente firme también la resolución). El lunes que viene, productores, directores y los exhibidores “independientes” (que no pertenecen a grandes cadenas de multicines) se reunirán en el Incaa en una nueva ronda de negociaciones para intentar una salida consensuada.
El conflicto (que viene de larga data) estalló la semana pasada después de que Luna de Avellaneda, de Juan José Campanella, y Los guantes mágicos, de Martín Rejtman, estrenaron con buena afluencia de público y aun así sufrieron disminuciones arbitrarias de proyecciones en las salas de los multicines, además de ser desplazados a horarios no centrales. El lunes pasado, los representantes de la Cámara Argentina de Exhibidores Multipantalla (CAEM) respondieron las consultas específicas y argumentaron que se trataba de “problemas puntuales y aislados”, según Leonardo Racauchi, de la CAEM. Sin embargo, productores, directores y el Incaa dijeron que se trataba de un modus operandi y parecía imposible frenar tanques de Hollywood, como Harry Potter, Shrek 2 y El día después de mañana, entre otros.
La experiencia de Alejandro Malowicki, secretario general de la DAC (Directores Argentinos Cinematográficos) y director de Pyme, puede ser una muestra para ver cómo funciona la distribución en el interior del país, donde la mayoría de las películas de mediano éxito ni llega a estrenarse. O duran apenas una semana. “Estrené mi película en el Village de Rosario y la bajaron a los cuatro días, porque decían que no cumplía con la mínima que exigían. Había hecho una importante inversión económica. Sólo pude mantenerme en Rosario gracias al espacio Incaa, donde estuvo tres semanas en cartel”, dice Malowicki. “Por eso no se explica por qué la bajaron en cuatro días.” En Rosario, por dar un ejemplo, las últimas diez películas de producción nacional que se estrenaron apenas alcanzaron, en su mayoría, una semana en cartel, como La cruz del sur de Pablo Reyero, Sudeste de Sergio Belloti, Nadar solo de Ezequiel Acuña, Vagón fumador de Verónica Chen, Ilusión de movimiento de Héctor Molina, o los documentales El tren blanco, de Nahuel García, Sheila Pérez Giménez y Ramiro García, y Memoria del saqueo, de Fernando Pino Solanas. Por poner un caso: La cruz del sur, de Pablo Reyero, se pasó una semana a las 11 y a las 17, únicamente.
Consultado por Página/12, un exhibidor independiente, Rolando Bebilacqua, de los cines Atlas, expresó su intención de participar de la reunión del lunes en el Incaa, aunque, dijo, todavía no había nada consensuado entre los exhibidores. El año pasado, junto a la asociación Proyecto Cine Independiente (que reúne a la mayoría del nuevo cine argentino), el Atlas Recoleta programó durante tres semanas películas argentinas de éxito internacional: “Fue una buena experiencia, el público se volcó a ver ese tipo de películas. No fue un boom, pero tampoco fue un fracaso”, dice Bebilacqua.