EL PAíS › EN LAS PROXIMAS HORAS SE REUNIRAN KIRCHNER Y FELIPE SOLA
Unos pocos gestos de distensión
El Presidente comenzó la mañana abriendo una puerta al gobernador, para un posible encuentro que se realizaría hoy. Duhalde mandó a su tropa a callarse y no aumentar la tensión. Solá tiene expectativas muy módicas.
Por Diego Schurman
Con palabras y gestos, Néstor Kirchner, Felipe Solá y Eduardo Duhalde salieron ayer a bajar el tono de un enfrentamiento que puso la gobernabilidad en alerta amarilla y causó inquietud en los mercados. La distensión entre los contendientes logró el acercamiento que faltaba: el Presidente y el mandatario bonaerense se reunirán en las próximas horas para acortar diferencias sobre el proyecto oficial de coparticipación federal.
“Con Felipe ya nos veremos. Yo espero que en cualquier momento él me vaya a visitar y conversaremos sobre las cosas en las que estamos de acuerdo y sobre las que tenemos diferencias”, dijo Kirchner en un acto en la localidad de Florencio Varela.
Fue un acto cargado de señales de buena voluntad. No sólo por las expresiones vertidas por el Presidente. También por la presencia de la vicegobernadora bonaerense Graciela Giannettasio, a quien llamaron especialmente desde la Casa Rosada para que acompañara a Kirchner.
El Presidente llegó a los pagos del intendente Julio Pereyra para inaugurar 200 viviendas del complejo habitacional Zeballos, y encabezar el lanzamiento de otras 200 unidades. Sin hacer demasiado ruido –para no volver a herir susceptibilidades–, el Gobierno pretendió mostrar con el acto que la Nación invierte en la provincia y que también se preocupa por los bonaerenses.
Al explicar su dureza a la hora de reclamarle al Gobierno más dinero para las arcas provinciales, Solá se había escudado en la gente. “No puedo traicionar a 15 millones de bonaerenses”, señaló. Al Gobierno ello le resultó sencillamente un acto de “demagogia”.
“Yo quiero que la plata llegue a la gente y que no se pierda en el camino, porque es fundamental que la gente pueda sentirla”, remarcó Kirchner en otro tramo del discurso. Cualquiera podía leer allí el temor oficial de que eventuales fondos transferidos a la provincia terminen siendo utilizados para fines partidarios-electorales.
No se trata de un tema menor en la Casa Rosada: suponen que Duhalde quiere oxigenar su provincia para poder imponer candidatos propios en las elecciones del próximo año. Para esa contienda, el kirchnerismo no descarta un desembarco de peso: el de la senadora Cristina Fernández de Kirchner. El impulsor de ese proyecto, el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, fue uno de los que dijeron presente en Florencio Varela.
Al Presidente le molestó especialmente la incursión de Duhalde en la pelea por los fondos de coparticipación para respaldar la postura de Solá.
Concretamente, el ex mandatario había dicho que el reclamo del gobernador le parecía “justo”, además de hacer un abierto llamado al “diálogo” para acordar una salida negociada y menos mediática.
“¿Quién es él para decir quién tiene la verdad? Acá no hace falta que pontifique nadie”, le descerrajó Kirchner, conformando así su primera crítica subida de tono hacia Duhalde, a quien incluyó entre los que estarían extorsionándolo.
Ayer, el Presidente, en un súbito cambio de tono, aclaró que no había “ruptura” con los bonaerenses ni tampoco riesgos en la gobernabilidad, un discurso que también repitió el jefe del bloque de Diputados, José María Díaz Bancalari. Según los operadores del ramo, el tema hizo ruido en la Bolsa, que ayer registró una baja de dos puntos. Sin embargo, en el Gobierno aclararon que ese descenso se viene produciendo hace días y que no influyó en nada la ya agotadora interna justicialista.
Duhalde, quien recién el domingo retornará de Canadá, prefirió ayer no involucrarse mediáticamente en la pelea. Pero no se privó de marcar los celulares de varios hombres de su entorno, entre ellos legisladores, para ordenarles enfriar el conflicto al máximo. Se descarta que entre los que recibieron el mensaje desde Montreal figura el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño. En cambio, Daniel Scioli, un protegido del duhaldismo, quedó esta vez ajeno de la pelea. Más aún, el vicepresidente y titular de la Cámara de Senadores mantuvo su rutina como si nada hubiera pasado.
Luis Verdi, histórico vocero del ex presidente, aseguró a Página/12 que Duhalde mantiene su “vocación dialoguista”, que “no interferirá” en el tema de coparticipación ya que se trata de una negociación exclusiva entre la Nación y las provincias, y que se encontrará con el Presidente si es que éste se lo solicita. De paso, Verdi se preocupó en aclarar que el mandatario nunca le contestó a Kirchner, como se rumoreó ayer en algunos corrillos.
El único que quedó un día atrasado en los tiempos de la pelea fue el siempre irónico Aníbal Fernández. El ministro del Interior, desde hace tiempo enfrentado con el duhaldismo –al punto de que se presenta como “duhaldista portador sano”– aseguró que el ex presidente “es como un jarrón chino en una casa chica: porque, donde lo pusieran, molestaba”.
La figuración, originaria del ex jefe de gobierno español Felipe González, cayó espantosamente mal en las huestes de Duhalde, aunque no hubo réplicas. “Duhalde es un oriental de Lomas de Zamora, por ahora simplemente anota en la agenda”, dijo un conspicuo del bonaerense aludiendo a la paciencia de su jefe... para la venganza.