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Las chicas suenan tremendo

 Por Eduardo Fabregat

Las chicas suenan tremendo
Hace exactos veinte años, un productor amante de la easy money decidió intentar una versión local de Menudo, esa fábrica de “talentos” preadolescentes creada en Puerto Rico en 1977. No era descabellado: aunque Ricky Martin estaba aún lejos de convertirse en una superestrella anglo viviendo la vida loca, Menudo era una marca de venta garantizada. Argentina ya tenía toda una tradición en eso de empaquetar artistas de bajo vuelo para consumo masivo: por eso, promediando 1984 las radios proferían sin vergüenza aquello de “Golpeando con las palmas, suena tremendo/ con este ritmo loco, suena tremendo/ por eso es que lo bailan, suena tremendo/ se van a enloqueceeeer...” Lindo. Entrador. El debut se llamó Rock en la piel (!), y al año siguiente el quinteto de muchachitos debutaba en el cine con Las aventuras de Tremendo, a las órdenes de Enrique Cahen Salaberry (sería el último título de una filmografía que incluye otros monumentos del séptimo arte como Mingo y Aníbal, dos pelotazos en contra, Jacinta Pichimahuida se enamora y Papá Corazón se quiere casar) y compartiendo elenco con intérpretes de la talla de Fernando Siro, Mónica Gonzaga, Guido Gorgatti y José Corzo Gómez (!!).
Con ese ritmo loco y sus dudosas coreografías, Tremendo cumplió las expectativas de sus gestores, grabó otro par de discos (e hizo uno en portugués para el mercado brasileño, lo que explica un poco más la eterna pica con los argentinos), salió varias veces de gira, vendió el hit para su par mexicano Magneto, hizo sonar tremendamente la caja registradora y terminó hundiéndose en la noche de los tiempos. Walter, uno de sus integrantes, volvió a volcarse a su primer amor, la música folklórica. Maximiliano pudo ser visto años después en un experimento televisivo llamado Gran Hermano. Los demás ahí andan, y quizá hasta sonrieron al ver al gran Diego Capusotto arengando a la tribuna de Todo x 2$ con un exasperado “con este ritmo looooco, que suena tremendo...!!!”
La tele, claro, tuvo mucho que ver con Bandana. La mixtura entre el sistema de clonación (en este caso, emulando a las Spice Girls, que salieron de Inglaterra pero olían igual que cualquier invento) y la reactualización de cosas como Voltops, Tip Top y Sótano Beat le dio aún más amplificación al suceso, que cierra con aquello que Tremendo no pudo gozar: la serie de “shows despedida”, el adiós como irresistible anzuelo para liquidar función tras función. Ahí van las chicas, entonces, bañadas hoy de gloria pero mirándose de reojo a ver a quién le toca el destino Ricky Martin, a quién el Gran Hermano y a quién el regreso al anonimato. Repasando la aventura, no estuvo tan mal. Incluso, dentro de unos años puede llegar a aparecer Capusotto, o algún discípulo inspirado, arengando desencajado: “Y entonces llega la nocheeeeee...!!”. Los libros de historia también vienen con letra chiquita.

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