EL PAíS › LA COMUNICACION DE UN ACUSADO DEL SECUESTRO
Llamando a la comisaría 23ª
Por Raúl Kollmann
Los cruces telefónicos de la causa Blumberg señalan que uno de los detenidos y acusados por el secuestro y asesinato de Axel, Jorge Daniel Sagorsky, llamó en momentos en que tenían cautivo al joven a la comisaría 23ª de la Policía Federal, ubicada en Gurruchaga y Santa Fe, en Palermo. Allí, Sagorsky habló con un subcomisario de apellido García. Si a este dato se le agrega que, tal como adelantó este diario en exclusiva, no hubo respuestas a las llamadas de los vecinos del barrio Santa Paula –donde tenían a Axel escondido– a la comisaría de la zona (ver aparte), el cuadro que aparece es de una intensa relación entre secuestradores y policías. Más allá de que ayer se insistió con la búsqueda de dos parejas, la clave de la investigación no está en esos prófugos –más bien perejiles–, sino en los dos cabecillas de la organización, el Oso Omar y otro hombre que se hacía llamar Martín. Son ellos los que llevaron a Axel hasta el descampado de La Reja para ejecutarlo.
La relación entre Sagorsky y los policías federales viene de lejos, más específicamente del negocio del robo de autos, el armado de autos mellizos y el desguace para vender repuestos. Sin embargo, lo más llamativo del entrecruzamiento que se realizó es que esta comunicación es contemporánea al secuestro. Todo indica que serán convocados a declarar varios hombres de uniforme azul.
En los últimos días se habló mucho de la búsqueda de dos parejas que en el barrio se hacían llamar Andrea y José, y Carlitos y Vanessa. Los cuatro fueron señalados por Elena Barroca, La Turca, que de esa manera deslinda responsabilidades pues sostiene que ella sólo alquiló las tres casillas –cien pesos mensuales cada una– en que mantuvieron cautivos a Axel y Guillermo Ortiz de Rosas, ejecutivo de Arcor. A pocos metros, también estuvo otro secuestrado, Matías Mastrantonio.
Hasta el momento no hay demasiadas evidencias en contra de la versión de La Turca, pero el fiscal Jorge Sica resolverá su situación en los próximos días. La duda es si ella sabía a quién y para qué alquilaba las casillas, más teniendo en cuenta que vivía en un predio vecino del lugar donde estaban los secuestrados. Además, la mujer está muy mal vista por la gente de los alrededores, que la consideran parte del submundo delictivo y con magníficas relaciones con la seccional de Cruce de Caseros. Por ello habrá que ver las evidencias que la complican: no es inhabitual que el dueño de casa sepa para qué se va a usar la vivienda, pero se hace un contrato de alquiler para que el propietario quede menos involucrado.
Sea como fuere, las dos parejitas no serían grandes protagonistas de la banda, ya que la custodia de los secuestrados se pone en manos de perejiles, más todavía en un lugar humilde como el de Santa Paula. En el caso de Axel, además, no da la impresión de que esos cuatro hayan cometido el asesinato, por cuanto al joven lo trasladaron hasta La Reja para ejecutarlo y eso corrió por cuenta de los jefes de la banda. La búsqueda de las parejitas, sin embargo, puede rendir sus frutos: es obvio que hay posibilidades de que den pistas decisivas para detener a los cabecillas, el Oso Omar y Martín, dos pesados del mundo del robo de autos y de los secuestros. Eso hace más vulnerables a Andrea, José, Vanessa y Carlitos. En el ambiente de los investigadores se dice que su vida corre serio peligro, ya que a más de uno le gustaría ver a todos silenciados para siempre.