Miércoles, 24 de agosto de 2011 | Hoy
LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
Sergio Kisielewsky recuerda una intervención del escritor Ricardo Piglia para aportar acerca de la relación entre los escritores y los medios de comunicación.
Por Sergio Kisielewsky *
La charla extraordinaria que dio el escritor Ricardo Piglia en la última Feria del Libro dejó mucha tela para cortar, en especial en el tema del vínculo entre los escritores y los medios de comunicación. Piglia hizo hincapié en la producción literaria de Borges y su vínculo con la ciudad que eligió para vivir, Buenos Aires, lugar que amó como pocos en su oficio y en la que residió entre 1923 y 1964. Recién cuando fue traducido en Francia comienza su periplo de viajes, presentaciones y conferencias en las capitales de Europa.
Para sorpresa de muchos de los que escuchábamos entonces la charla del autor de Respiración artificial llegó a nombrar a Borges y Arlt “como hermanos de distinta madre”. Comenzó preguntándose desde qué tradición habla y escribe un escritor, sobre qué herencia, cuál es el río que elige para navegar y contar sus historias.
Bien lo supo, explicó, el gran Hemingway al reivindicar una y otra vez a Mark Twain y la oralidad, el lenguaje de la calle que circula en la producción literaria norteamericana. Faulkner fue más allá: tradujo la Biblia al inglés, escribió novelas y cuentos memorables donde el sur de los Estados Unidos quedó radiografiado en detalle en sus costumbres y sus modos de vida.
En cambio Borges, sostuvo Piglia, trabajó en la periferia, en las orillas al sur del mundo, y su genialidad llegó a repercutir en el centro mismo de la literatura universal. Escribió en la Revista El Hogar entre 1936 y 1939, en la sección Libros y la correspondiente a autores extranjeros, desarrolló allí la crítica literaria y se destacó por sus pequeñas biografías de escritores importantes así como notas sobre la vida cultural en Buenos Aires. También publicó ensayos y artículos de crítica cinematográfica en la revista Sur entre 1931 y 1943.
Además hay que recordar que cuando Alberto Gerchunoff le ofreció publicar en el suplemento cultural de La Nación, hacia fines de los años veinte, el autor de Ficciones le dijo que “aún no estaba preparado”. Esto da una idea de la humildad que poseía un grande de las letras para quien nunca fue suficiente lo que se estudia, lo que se crea y lo que se reescribe en la producción literaria.
Fue célebre su frase “Publico para dejar de corregir”.
En un tono coloquial, Piglia contó una anécdota maravillosa. Cuando tenía 20 años y era estudiante de Letras lo fue a ver a Borges para que dé una conferencia en la Universidad de La Plata. Llevaba un dinero que le había otorgado la casa de estudios que –a valores de hoy– representan mil pesos. Pero Borges con cierto pudor le dijo que era mucho, y así lo hicieron por quinientos. Durante el encuentro, Borges hizo sentir muy cómodo al entonces estudiante de Letras Ricardo Piglia hasta el punto que éste se animó a sugerir algún cambio en el final del relato “La forma de la espada” y Borges, luego de hacer una pausa, le preguntó a aquel jovencito si escribía cuentos.
El autor de Ficciones se dio cuenta al instante de que Piglia era un escritor, pues estaba preocupado por las formas de construcción de un texto. En el tomo 4 de sus Obras Completas hay un conjunto de artículos sobre libros y escritores que dejaron huella en la producción literaria argentina. En artículos breves arriesga sobre el mundo de las ideas y estilos que poseen narradores y poetas, el contexto en el que le tocó vivir, matizados con datos precisos e historias de vida.
Viñetas periodísticas para tener muy en cuenta por los amantes de la lectura.
* Escritor y periodista.
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