ECONOMíA › EL DESEMPLEO CAYó AL NIVEL MáS BAJO EN DOS DéCADAS. EN EL SEGUNDO TRIMESTRE BAJó AL 7,3 POR LA FUERTE RECUPERACIóN DEL EMPLEO

Un viaje de regreso al principio de la convertibilidad

El crecimiento del empleo es el principal factor por el que baja la desocupación. No es una obviedad, sino que se explica porque crece el empleo a la par de la gente que se incorpora al mercado. La actual es una de las más altas tasas de actividad de la serie histórica.

 Por Javier Lewkowicz

La desocupación en el segundo trimestre del año se ubicó en 7,3 por ciento, el nivel más bajo registrado desde 1992. Representa una reducción de 0,6 punto porcentual respecto del mismo período del año pasado, según informó ayer el Indec, aunque el dato había sido anticipado semanas atrás por la presidenta, Cristina Fernández. La mejora, a diferencia de trimestres anteriores, se explicó por la recuperación en la creación de empleo. De hecho, la tasa de empleo tocó el máximo histórico desde 1974, cuando comienza la serie estadística que publica el Indec. También cayó fuertemente la subocupación, desde 9,9 a 8,4. La categoría “demandante”, los empleados que pretenden trabajar más, bajó de 6,7 a 5,7 por ciento.

El desempleo, desde fines de la década del ’70, verificó un paulatino crecimiento, acompañando el desmembramiento del aparato industrial en manos del modelo de valorización financiera. Desde el 2 hasta el 5 por ciento subió la desocupación en el período que gobernó el país la última dictadura. Durante los ’80 se elevó algo más, hasta que en plena hiperinflación en 1989 llegó al 8 por ciento. La estabilización de los precios en el inicio de la convertibilidad redujo el guarismo hasta un 7 por ciento de la población económicamente activa, en 1992. De allí en más, retomó la tendencia a una evolución creciente, iniciada con Martínez de Hoz en el Ministerio de Economía, hasta que se cortó en 2003.

En los ’90 el aumento en el desempleo fue especialmente agudo. La privatización de empresas estatales y los masivos despidos impulsados por los grupos multinacionales, en particular en el sector de servicios públicos, el régimen de tipo de cambio apreciado y la apertura comercial que destrozaron la industria nacional, en el marco de una profunda flexibilización laboral, explicaron el deterioro. La desocupación superó el 20 por ciento en la salida de la crisis de 2001/02.

Desde 2003 el desempleo muestra una reducción sostenida, aunque el ritmo de la caída se fue aminorando a medida que la situación laboral se recompuso y la capacidad instalada se recuperó, lo cual resulta lógico, verificable en cualquier proceso de crecimiento económico. La desocupación se ubicó según los datos oficiales en 7,3 por ciento en el segundo trimestre de este año, cuando un año atrás estaba en 7,9 por ciento. Durante el mismo período de 2008, antes del impacto de la crisis internacional, el desempleo se ubicaba en el 8 por ciento.

Sin embargo, en los últimos trimestres se observó un estancamiento en la creación de empleo, de manera que la caída en el desempleo se explicó por bajas en la tasa de actividad. De hecho, en el segundo trimestre de 2007 la tasa de empleo (cantidad de empleados sobre la población total) se ubicó en 42,2 por ciento, se mantuvo en 2008 en el mismo valor y en 2010 subió tres décimas hasta 42,5 por ciento, aunque en los dos trimestres posteriores quedó en 42,4 por ciento.

Uno de los aspectos interesantes que ofrecen los últimos datos oficiales es que la tasa de empleo registró un salto hasta 43,2 por ciento. Es el máximo que registra el Indec desde que comienza la serie, en 1974. La recuperación de los indicadores laborales suele mostrar retraso en comparación con el avance del producto, las ganancias empresariales o las ventas. Los empresarios en general esperan hasta recuperar el nivel de producción anterior a la crisis y que el crecimiento se consolide antes de tomar nuevo personal. Ese fenómeno habría ocurrido en el mercado laboral local. En los últimos años, el sector que más empleo creó fue el comercio, seguido por la industria manufacturera y las actividades inmobiliarias.

La continua reducción en el desempleo contrasta con las predicciones de economistas del establishment, que vaticinan sucesivamente “el fin” del modelo. Un ejemplo de ello es el último reporte económico mundial del FMI, donde el organismo augura que Argentina llegará a fin de año con una desocupación del 9 por ciento, algo altamente improbable.

Desde el Gobierno señalan que lo ideal sería alcanzar en los próximos años un nivel de desempleo mínimo, que ubican en torno del 5 por ciento. De hecho, ese valor es uno de los objetivos del Plan Estratégico Industrial 2020 que coordina el Ministerio de Industria. Allí se lo define como desempleo “friccional”, aunque la categoría es arbitraria y no existe consenso sobre hasta dónde podría reducirse la desocupación.

Por otro lado, la subocupación –personas ocupadas pero que trabajan menos de 35 horas semanales– llegó a 8,4 por ciento en el segundo trimestre, 1,5 punto por debajo del registro del año pasado.

El desempleo en Argentina no difiere mucho del que muestran otros países de la región. Según datos oficiales de cada instituto de estadísticas, en Brasil la desocupación es de 6,2 por ciento; en Chile, 7; Uruguay, 5,5; y México, 5,2 por ciento. En cambio, en Estados Unidos ronda el 9 por ciento, mientras que en Europa la situación es más delicada, sobre todo en las economías con mayor fragilidad financiera. En España el desempleo supera el 20 por ciento, Grecia registra un 15,9; Irlanda, 14,8; Portugal, 12,4; e Italia, 8,6 por ciento. En esos países, las perspectivas en el mercado de trabajo no son favorables, dados los planes de ajuste que los gobiernos pretenden aplicar.

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El empleo creció en el último año más que la proporción de población incorporada al mercado. El desempleo, seis décimas menos que hace un año.
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