Viernes, 26 de noviembre de 2010 | Hoy
“Una vez fui al cumpleaños de la dueña de una confitería que estaba en la esquina de mi casa. Cuando estaba allí, lo vi a Massera. Entonces vino la mujer a saludarme. Al rato lo vi a Astiz y veo que se me acerca y me dice que era un gran admirador mío. En ese momento me tendió la mano, y cuando se la di, apareció un fotógrafo.” La revista Gente publicó esas fotos hace quince años, cuando ya se sabían los horrores que habían cometido Massera y Astiz. Recién ayer Mirtha Legrand intentó una explicación.
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