Lunes, 31 de marzo de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › OPINIóN
Por Matías Barroetaveña *
A cien días del inicio de la gestión Macri en la Ciudad de Buenos Aires ya se puede realizar un primer balance, habiendo observado el estilo de gestión que nos espera para lo que resta de su mandato. A modo de síntesis se puede decir que la realidad macrista ha mutado notablemente entre la campaña y el gobierno.
- Los equipos técnicos de calidad que iban a poner fin al clientelismo resultaron ser sus compañeros de colegio, su profesor de rugby y los empleados de sus empresas.
- El concurso como regla para acceder a la función pública se transformó en cientos de nombramientos a dedo.
- La antipolítica que venía “sólo a gestionar” desnudó una maraña de internas donde todos están peleados con todos y nadie sabe por qué.
- La transparencia en la gestión y el cumplimiento de las normas de contrataciones administrativas son obstáculos para gestionar, que son removidos con excepciones por emergencias.
- El compromiso con la gente trastrocó en excusas donde siempre la responsabilidad está en otro lado y las culpas son ajenas: gobierno nacional, provincial, cartoneros o periodistas.
- La “cara humana” que garantizaba Michetti mutó en represión a los cartoneros y despidos sin criterio en el Ejecutivo de la Ciudad, afectando a los más débiles, que son los contratados por menores montos.
- La promesa de no aumentar los impuestos se convirtió en un Exocet a los bolsillos de los ciudadanos, con aumentos de más de 400 por ciento. Algo similar pasa con las patentes.
- No se acepta la transferencia de la policía supuestamente por carencia de recursos, pero se gastan 200 millones en crear una nueva fuerza que promete en dos años sólo formar el 10 por ciento de efectivos de lo que es hoy la Policía Federal en la Ciudad.
- La promesa de arreglar cientos de escuelas en el verano se convirtió en una sola escuela con obras menores.
- Del plan de bacheo para el verano no hubo ni noticias.
- El desastre de las habilitaciones en la Ciudad es enfrentado con una interminable reforma administrativa, mientras se producen incendios que prenuncian una nueva catástrofe.
- Las marketineras promesas de terminar con la Guardia Urbana y con el canal de TV quedaron (en este caso por suerte) en el olvido. Un cambio de color en la remera y se solucionó el problema.
En síntesis, “más de lo mismo” para los porteños que ven cómo Mendoza, Rosario, Córdoba, Salta y tantas otras ciudades aprovechan la oportunidad que brinda el crecimiento nacional, mientras Buenos Aires cada vez está peor.
* Ex presidente de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires. Presidente del partido Nueva Dirigencia.
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