Martes, 9 de septiembre de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › RECLAMAN QUE SE OTORGUEN AUTOMáTICAMENTE VEINTE MIL BECAS A JóVENES EN SITUACIóN DE POBREZA
El veinte por ciento de las becas rechazadas fueron pedidas por chicos que retomaron sus estudios después de haberlos abandonado para trabajar. En la Legislatura esperan al ministro para que dé explicaciones, pero la presencia de Narodowski estaba en duda.
Por Eduardo Videla
La Defensoría del Pueblo porteña le reclamó al gobierno de Mauricio Macri que otorgue las becas estudiantiles a los alumnos cuyo trámite fue rechazado, especialmente a los 21 mil que pertenecen a familias con ingresos debajo del nivel de pobreza, sin necesidad de obligarlos a hacer un “trámite de reconsideración”, como dispuso el Ministerio de Educación porteño. También dio a conocer un informe donde revela que ese recorte fue más drástico de lo que se suponía y sus consecuencias pueden ser dramáticas para algunos estudiantes: un 19,6 por ciento de los rechazos –unos 6600 estudiantes– trabajaron y no estudiaron en 2007 o abandonaron sus estudios y los retomaron ahora. “Ese es un grupo vulnerable que debe ser tenido en cuenta para otorgar una beca, si el criterio es la retención de estudiantes en el sistema educativo, como establece la ley”, evaluó el defensor adjunto, Gustavo Lesbegueris.
El informe que presentó Lesbegueris, junto a la titular de la Defensoría, Alicia Pierini, revela datos hasta ahora desconocidos: este año hubo menos solicitudes que en 2007 (60.167 contra 64.807) y pese a que se aumentaron las asignaciones, el presupuesto fue menor al del año pasado (20,5 millones contra 22,1 millones); inclusive hay una “importante subejecución” de ese presupuesto: cuando faltan apenas tres meses para que termine el ciclo lectivo, sólo se comprometieron 16,3 millones, y recién se pagó la primera cuota, por 7,3 millones de pesos.
En total, se otorgaron 22.649 becas, el 60 por ciento menos que el año pasado. “No es cierto que antes se otorgaban todas las asignaciones que se pedían: en 2007 se solicitaron 64.807 y se otorgaron 56.572”, precisó Lesbegueris.
Con el análisis de las planillas presentadas y las denegadas, la Defensoría pretendía dilucidar la incógnita que no develaron el ministro Mariano Narodowski ni su segundo, Walter Bouzada, en su paso por la Legislatura: ¿cuál es el criterio para otorgar y, sobre todo, para rechazar los pedidos de ayuda económica? Lesbegueris tampoco lo logró, pero al menos pudo sacar a la luz datos más precisos: las becas rechazadas fueron 37.518 (y no 30.000 como se dijo en un principio) de las cuales 3652 fueron de-sestimadas por presentar la solicitud datos incompletos, y otras 3790, porque ya habían solicitado un beneficio a la Nación (se trata de una beca de unos 500 pesos y se desconoce si les fue otorgada). El resto, 30.076, fueron rechazadas de plano, con una argumentación de forma. El análisis permite corroborar que el 58,6 por ciento de la becas que el gobierno denegó corresponden a chicos que viven en hogares que están por debajo de la línea de la pobreza (su familia percibe entre 500 y 1050 pesos por mes): 19.765 estudiantes. Más de 1113 chicos que se quedaron sin el beneficio pertenecen a familias por debajo de la línea de indigencia, es decir, que tienen ingresos inferiores a los 500 pesos. Una tercera franja (12.513 chicos, el 37 por ciento de los rechazados) está por encima de los 1050 pesos de ingreso familiar.
Lesbegueris propuso que el otorgamiento de las becas sea automático, al menos en los dos primeros casos, es decir, aquellos que están debajo del nivel de pobreza. “No se puede pedir que llenen nuevamente un formulario para demostrar que necesitan ese beneficio.”
Desde el Ministerio de Educación ratificaron ayer que “hasta el 29 de septiembre está vigente el período de reconsideración para quienes no recibieron el beneficio”. Pero para Lesbegueris, con semejante demora “se perdería el sentido del beneficio, que es un estímulo para retener en la escuela secundaria a chicos en situación de vulnerabilidad, con riesgo potencial de abandono”. “Las becas deben otorgarse en la primera mitad del año, que es cuando los estudiantes necesitan compras materiales”, agregó.
En el ministerio insisten con que “nadie que lo necesita se quedará sin beca”. Y que hay otros parámetros, además de los ingresos, para la selección. Lo cierto es que, entre los que quedaron sin asignación, el 13 por ciento vive en una villa, en una casa tomada o en la calle y el 6 por ciento son jefes de hogar (padres o madres adolescentes).
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