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Familiares de víctimas del incendio de Cromañón denunciaron que “el 70 por ciento de los boliches de la ciudad funcionan en forma clandestina”, porque si bien están habilitados para operar sólo como bares, son usados para fiestas y recitales.

El abogado José Iglesias advirtió que este fin de año en esos locales “puede ocurrir lo mismo que pasó en Cromañón” el 30 de diciembre de 2004, porque “incrementan el número de recitales” en esos espacios sin tener autorización para tales espectáculos. En rueda de prensa, los familiares reiteraron que es “deficiente” el sistema de emergencia de la Ciudad. Iglesias aseguró que en cuatro años no se modificaron en forma sustancial las condiciones de seguridad en los boliches del distrito.

“Las cosas, en materia de seguridad, siguen igual”, aseveró el abogado. Por ello, exhortó a la población a extremar los cuidados al concurrir a celebraciones, fiestas o recitales, que proliferan en esta época por las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. “Las tragedias evitables no son accidentes ni desastres”, sentenció el abogado y padre de una de las víctimas.

Desde la Agencia Gubernamental de Control evitaron hacer comentarios sobre la denuncia pública de los familiares.

Por otra parte, Iglesias también criticó un fallo reciente del juez de instrucción Alberto Baños, quien eximió de responsabilidad al ex jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra y al ex vicejefe Jorge Telerman, por la gestión de la situación de emergencia que se produjo en la discoteca. En esa resolución, el magistrado ratificó que el origen de la tragedia fue al menos una candela que impactó en los materiales del techo del boliche, cuya combustión provocó los gases de “alta toxicidad”.

Baños también confirmó uno de los temas centrales en el juicio oral y público, referido a la salida del local cuando se produjo el incendio. “La huida se vio agravada toda vez que la puerta alternativa de emergencia se encontraba cerrada con candado y de las seis puertas ‘vaivén’ dos de ellas se encontraban con pasador, dificultando todo la salida de los asistentes del local”, sostuvo.

“Puede afirmarse que las primeras personas que arribaron no conocían la verdadera situación; entonces –como era esperable– se tardó en reconocer la dimensión de lo que estaba aconteciendo: se trataba de una tragedia en plena ejecución que involucraba a más de tres mil personas, muchas de ellas atrapadas en el interior del local y todas expuestas a la inhalación de sustancias tóxicas”, dijo el juez.