El domingo pasado, en la zona de “control integrado” del puente internacional que une Colón y Paysandú, mientras inspectores de la Aduana argentina realizaban un control de rutina, se toparon con 22 kilos de cocaína prolijamente empaquetados en 22 ladrillos ocultos en un Chevrolet Corsa gris, con patente uruguaya, que intentaba cruzar a Uruguay y en el que viajaban un subcomisario y un oficial del país hermano y que terminaron detenidos.

Según los voceros, cerca de las 21.30, el Corsa fue encarado por los aduaneros que se disponían a una revisión de rutina. En ese momento, las dos personas que viajaban en el auto le informaron al inspector que eran policías de Uruguay, con la intención de evitar que les realizaran el control pertinente, pero el chequeo continuó y se les exigió la apertura del baúl del auto. Parece que a los inspectores les llamó la atención que los dos viajeros llevaban poca ropa en el baúl y que la rueda de auxilio no estaba en su compartimento.

Cuando revisaron el compartimento se toparon con otro tipo de auxilio, que terminó haciendo de goma a los policías: 22 ladrillos de cocaína, por un total de 22,230 gramos, valuados en el mercado minorista en “casi tres millones de pesos”, confió un investigador que, por lo visto, sabe de precios. Inmediatamente se procedió a las detenciones. Uno de los detenidos, un oficial de una comisaría de Paysandú, en Uruguay, llevaba una pistola calibre 22 con su respectiva carga. En un momento de confusión, el otro viajante se escapó y a la carrera se perdió entre la multitud que intentaba cruzar a Uruguay.

De todos modos, habrá que destacar que el peso de la conciencia, o quizás alguna negociación telefónica, lo llevaron a presentarse, horas después, en la comisaría de Paysandú y quedó a disposición de la Justicia uruguaya. Se trata de un subcomisario a cargo de la seccional de Paysandú donde él mismo se presentó, con lo que no queda claro si se presentó a la Justicia o a trabajar. Ahora el juez federal de Concepción del Uruguay, Guillermo Quadrini, deberá iniciar los trámites para solicitar su extradición.

En el momento de la detención ambos policías estaban vestidos con ropas de civil para no manchar el uniforme, pero en el baúl del auto además de los ladrillos encontraron algunas prendas que pertenecen al uniforme reglamentario.