Jueves, 29 de enero de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › EL RABINATO DE ISRAEL ROMPIO RELACIONES CON EL VATICANO
El Rabinato de Israel exige una disculpa por la anulación papal de la excomunión a los cuatro obispos integristas. Intentando frenar la polémica, Benedicto XVI condenó en la audiencia pública de los miércoles la negación del Holocausto.
En un principio fue la anulación de la excomunión de cuatro obispos cismáticos lefebvristas. Luego se hizo pública la parcialidad histórica del obispo ultraconservador Richard Williamson: “Las evidencias están inmensamente en contra de que seis millones de judíos murieran asesinados en cámaras de gas”, afirmó a una cadena televisiva sueca. Entonces, las críticas estallaron, al obispo y al Papa por haberle levantado la sanción. Ayer, el Rabinato de Israel escaló la polémica y cortó todos sus lazos con el Vaticano e, incluso, suspendió un encuentro judeo-cristiano programado para marzo. El anuncio de ruptura de Jerusalén fue recibido con preocupación por el Vaticano y obligó a Benedicto XVI a condenar públicamente el revisionismo sobre el Holocausto. Mientras tanto, Williamson se encuentra “guardando silencio” en una comunidad de la Fraternidad San Pío X de La Reja, en el partido de Moreno.
“Sin una disculpa pública será difícil continuar con este diálogo”, aseguró Oded Weiner, director general del Rabinato de Israel, en una carta enviada directamente al Vaticano, luego de las declaraciones de Williamson. Weiner comunicó su indignación por la rehabilitación del obispo británico y suspendió la reunión interreligiosa entre el Rabinato –organismo oficial en Israel– y la Comisión vaticana para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo –presidida por el cardenal Walter Casper– que debía celebrarse del 2 al 4 de marzo próximo en Roma.
Recientemente, Williamson descartó, en una entrevista con un medio sueco, la posibilidad de que seis millones de judíos murieran a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. El obispo estimó que a lo sumo se trata de “entre 200 y 300 mil muertos en campos de concentración, pero ninguno en cámaras de gas”, según dijo el 21 de enero, tres días antes de que Benedicto XVI concretara la ya por entonces anunciada anulación de la excomunión.
El rabino Shear Yishuv Cohen, colega de Weiner en la Comisión israelí paralela, se mostró esperanzado en que el obispo lefebvrista corrija su postura y dichos antes de volver al diálogo interreligioso.
La creciente polémica entre el Vaticano y miembros de la comunidad judía llevó a Ratzinger a condenar públicamente y con dureza las posturas negacionistas sobre el Holocausto. Ante varios miles de fieles, que asistían a la audiencia de los miércoles, el Papa reiteró su “plena e indiscutible solidaridad” con los judíos y condenó, nuevamente, “la matanza de millones de víctimas inocentes de un ciego odio racial y religioso”. Asimismo, a partir de la referencia al “revisionismo”, el Pontífice descalificó las declaraciones de Williamson: “La Shoá debe ser para todos una advertencia contra el olvido, la negación o el reduccionismo, ya que la violencia hecha contra un solo hombre es violencia contra todos”, subrayó el Papa.
Paralelamente, Benedicto XVI debió explicar su decisión de levantar la excomunión a los cuatro prelados ordenados en 1988 por el arzobispo Marcel Lefebvre, sin el consentimiento de Juan Pablo II. Ratzinger subrayó que la misión del Papa es “trabajar por la unidad de todos los cristianos” y con esa medida se trató de hacer un gesto de “paterna misericordia”. No obstante, el Pontífice exigió a los cuatro prelados que reconozcan su magisterio y autoridad y acaten, sobre todo, el Concilio Vaticano II, negado por Lefebvre y sus seguidores en los ’60. En realidad, tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI han dado durante años numerosos pasos –entre ellos la recuperación en 2007 de la misa en latín– para que los “lefebvrianos” regresaran a la obediencia oficial de la Iglesia.
Sin embargo, durante 20 años los tradicionalistas se mantuvieron firmes en sus planteos y demandaron el levantamiento previo de las excomuniones para el inicio del diálogo. Luego de las exigencias papales pronunciadas ayer, el obispo Bernard Fellay –uno de los cuatro rehabilitados y superior de la Fraternidad San Pío X– reiteró, en una carta enviada a sus seguidores, sus “reservas” sobre el Concilio Vaticano II.
Mientras los intercambios interreligiosos continúan, Williamson descansa en una comunidad cristiana del conurbano bonaerense. “Sí está, pero no va a hablar”, aseguró el cura francés Jacques Barrou al confirmar que el obispo británico dirige un seminario ultraconservador en la localidad de La Reja, a unos 50 kilómetros al oeste de Buenos Aires. El religioso aseguró que Williamson vive en esa localidad “de manera estable” y que en la actualidad “está descansando porque no hay clases” en el seminario.
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