SOCIEDAD › SE REUNIERON LOS PAíSES QUE AYUDARáN A HAITí Y HAY NUEVA CONVOCATORIA

Con miras a la (re)construcción

Fijaron en Montreal un plazo de unos diez años para la “construcción de un nuevo país”, tal como lo definió Bellerive, primer ministro haitiano. Convocaron para marzo a una conferencia internacional. Brasil aumentó su aporte de dinero y soldados.

“Los haitianos son dueños de su destino”. Esta frase, que podría parecer un sarcasmo, es el primer postulado establecido por la reunión de “países amigos” de Haití, que se efectuó ayer en Montreal; se refiere a que la administración de la ayuda internacional a largo plazo quedaría en manos de las autoridades de ese país. Las naciones participantes –Estados Unidos, Brasil, Francia, España, Japón, Chile, Costa Rica, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y la Argentina– fijaron un horizonte de diez años para lo que el primer ministro haitiano prefirió no llamar “reconstrucción” sino, mejor, una nueva construcción de su país. No se adelantaron cifras y se convocó a una conferencia internacional para marzo, pero Brasil –reforzando su presencia en el escenario internacional– adelantó una contribución de 230 millones de dólares. Los brasileños también duplicarán la cantidad de efectivos de la fuerza internacional de paz que lideran en Haití. Entre tanto, en la desangelada nación caribeña, la remoción de escombros abrió una impensada fuente de trabajo, a razón de cinco o seis dólares diarios para cada par de brazos.

“El dinero no es suficiente –dijo Lawrence Cannon, canciller canadiense, al abrir la conferencia–: tenemos que reconstruir una nación.” La reunión dejó establecidos tres principios básicos. El primero es que “los haitianos son dueños de su destino”, en reafirmación de la soberanía de ese país; el segundo es el de la coordinación de los esfuerzos; el tercero es admitir una estrategia a largo plazo, con un horizonte de diez años.

Jean Max Bellerive, primer ministro haitiano, discrepó con el término “reconstrucción”, ya que “de ninguna manera vamos a volver al estado anterior: hay que hacer más, mejor y diferente”. No se fijaron cifras para la ayuda; en cambio, la reunión dejó prevista una conferencia internacional de donantes, a efectuarse en marzo, “respaldada por contribuyentes importantes, en especial Canadá, Brasil, Estados Unidos, la Unión Europea y Francia”, precisó Cannon. Montreal es capital de la provincia canadiense de Quebec, donde se habla francés: esto la hace atractiva para la inmigración haitiana, que supera las 100.000 personas.

En la reunión, el canciller brasileño Celso Amorim anunció una ayuda de 230 millones de dólares, de los que 15 millones se aportarán en forma inmediata para atender a la emergencia. La suma total incluye la asistencia militar suministrada en el marco de la Misión de Naciones unidas para la Estabilización de Haití (Minustah), cuya conducción militar es ejercida por Brasil. Ayer el congreso brasileño acordó llevar de 1300 a 2600 la cantidad de cascos azules para la Minustah; las Naciones Unidas había decidido incrementar a 12.650 la dotación total.

Amorim negó que los 20.000 soldados enviados por Estados Unidos hayan causado conflictos con la Minustah: “Ninguno de los comandantes brasileños se quejó”, dijo. En cambio, el ALBA –Alianza Bolivariana para las Américas, integrada por Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda– manifestó su “preocupación por la excesiva presencia en Haití de tropas extranjeras, sin motivo, propósitos, competencias ni tiempo de permanencia”, aludiendo, sin nombrarlas, a las de Estados Unidos.

Entre tanto, la ONU contrató a unos 5000 haitianos para la remoción de escombros, y “de aquí a un mes y medio esperamos contratar hasta 200.000 personas”, anunció Eliana Nicolini, coordinadora del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo). El salario es de unos cinco dólares diarios. Una ONG llamada CHF International, que cuenta con financiación de Estados Unidos, también empezó a contratar mano de obra local: “Esperamos emplear hasta 3500 personas en los próximos meses –anunció Alberto Wilde, director de la entidad–; les pagaremos seis o siete dólares diarios, según la tarea”.

Por su parte, la policía haitiana siguió con lo suyo: otra vez disparó y golpeó a personas que intentaban rescatar comida de un almacén, causando cuatro heridos. En Puerto Príncipe, 235.000 personas dependen de la distribución de agua potable que efectúan las Naciones Unidas. Hay 591 campamentos improvisados, que alojan entre 700.000 y 800.000 personas. En el barrio de Delmas, el más afectado, la cuarta parte de la población quedó sin techo. Más de 235.000 personas han huido ya de Puerto Príncipe, en transportes gratuitos ofrecidos por el gobierno. Sólo en la ciudad de Saint Marc, de 180.000 habitantes, hay cien mil refugiados.

Las autoridades haitianas elevaron la estimación de muertos a 150.000, sin contar los cadáveres todavía bajo los escombros, que se calculan en 200.000. Hay más de 194.000 heridos y un millón de personas sin techo. Un total de 133 personas fueron rescatadas con vida de entre las ruinas.

Rafael Correa, presidente de Ecuador, viajará el jueves a Haití para entregar ayuda humanitaria, en su condición de presidente temporario de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Y llegó a Haití el tercer avión Hércules enviado por la Argentina, transportando personal médico, Cascos Blancos, víveres y equipos de comunicaciones.

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La ONU contrató a unos 5000 haitianos para la remoción de escombros a razón de cinco dólares diarios.
Imagen: AFP
 
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