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Cuando la señora de la limpieza entró el jueves por la tarde en la casa de Oscar Roberto Ceque-tti en Pilar, al norte del conurbano bonaerense, encontró todo revuelto, exageradamente desordenado. El dueño de casa, un anciano de 84 años y ex dueño de un frigorífico, yacía tirado sobre el piso del comedor, boca a abajo, con una bolsa negra enroscada en la cabeza. Al hombre lo habían golpeado brutalmente y asfixiado luego. La señora, que también es su vecina, de 39 años, notó enseguida lo que ayer mantenía intrigados a los investigadores: no faltaba ningún objeto de valor.

Cequetti vivía cerca de la ruta 25 y Caracas, a la altura del barrio Pellegrini de Villa Rosa, en una casa modesta, “precaria” según definieron los investigadores, ubicada al lado de su local de venta mayorista de carne, donde se hacía almacenamiento de reses en una cámara frigorífica y distribución. El hombre ya se había retirado del negocio que había fundado (el frigorífico “Pellegrini de Cequetti”) y el que lo maneja ahora es su hijo, Osvaldo, de 58 años, quien tiene a su cargo a un grupo de repartidores que entregan, camioneta mediante, la mercadería a los comercios de la zona.

Al principio, por el desorden que había en la escena del crimen, tanto los agentes de la comisaría 6a de Villa Rosa como los integrantes de la Unidad Funcional de Investigaciones N° 2, a cargo de Leonardo Loiterstein, creyeron que el anciano había sido asesinado como represalia por tratar de resistirse a un robo. “Pero se les fue la mano y decidieron escapar”, dijo un investigador. Sin embargo, según relataron después fuentes policiales, al ver que las condiciones en las que vivía y que las pocas cosas de valor que el anciano tenía estaban allí, se abrieron dos hipótesis más: pudo tratarse de un ajuste de cuentas o de una venganza.

Luego de interrogar a la mujer que encontró el cuerpo, los investigadores acudieron a los empleados que hacían los repartos para reconstruir las actividades diarias de Cequetti, intentando determinar una causa que orientara hacia el motivo real del crimen. A las 14.30 todos ellos dejaron sus puestos de trabajo y el anciano fue asesinado después, por uno o más delincuentes que entraron por un portón trasero como para sorprenderlo. Los vecinos interrogados por la policía dijeron haber visto dos jóvenes corriendo por el barrio a la hora de la siesta.

Ayer los peritos policiales se instalaron toda la tarde en la vivienda de la víctima junto al fiscal en busca de huellas y alguna prueba. Cequetti, según revelaron los investigadores, fue ahorcado con una bolsa que tenía alrededor del cuello y luego asfixiado con otra, que le cubría la cabeza.