Las imágenes del manto blanco de la Antártida viajaron por satélite hasta una nutrida oficina del Ministerio de Defensa. La transmisión mostró la intimidad de cada una de las seis bases argentinas montadas sobre el hielo austral. El foco de la cámara recorrió ese continente, pasó por el paisaje de techos rojizos de las casas que forman parte de Esperanza y llegó a unas 480 millas náuticas de allí para captar la estación Marambio, con temperaturas bajo cero. “Hemos concluido el censo. Fue sencillo, el cuestionario fue bien interpretado, sin inconvenientes”, dijo el comodoro Roberto Aguirre, de esa base. Sus palabras recorrieron miles de kilómetros hasta Buenos Aires, donde del otro lado de la pantalla respondió Ana María Edwin, directora del Indec. Por videoconferencia, la funcionaria habló con los jefes de las bases sobre los resultados preliminares del censo y también de su vida diaria en la Antártida: “¿Cuántos son? ¿Desde cuándo están? ¿Cómo son las viviendas? ¿Cómo están de ánimo?”. En el continente blanco fueron censadas ayer 230 personas, entre las que hay nueve familias y 16 niños. “La experiencia, de acuerdo con lo que han narrado los responsables de las bases, fue altamente positiva”, aseguró Edwin.

El censo nacional de población llegó a uno de los lugares más inhóspitos del planeta. Los censistas completaron los datos brindados por el personal de las seis bases permanentes militares y científicas de la Antártida Argentina: Jubany, Orcadas, Esperanza, Marambio, San Martín y Belgrano II, la más alejada del continente suramericano. Los jefes de las bases aseguraron que el censo se realizó “con normalidad” y que las planillas ya fueron remitidas a las autoridades del Indec en Tierra del Fuego. En cada estación se armó un equipo capacitado por ese organismo para hacer el relevamiento. No fue su única tarea estadística, además están realizando un censo en las colonias de pingüinos, contaron.

“El resultado es excelente. El personal militar, como el científico técnico que están en las distintas bases de la Antártida y el personal docente (de Marambio), son una garantía de que los datos están perfectamente completados”, manifestó la directora del Indec. El relevamiento allí se adelantó por las condiciones en las que vive el personal. Ellos están en total aislamiento. “Es el único punto del país en que tenemos otro tipo de vinculación para contestar las preguntas del censo, vía Internet”, dijo Edwin, acompañada por el director técnico del organismo, Roberto Itzcovich, entre otros funcionarios.

En Marambio, el operativo se hizo por la mañana, cuando se registraban tres grados bajo cero. Allí se censó a 75 hombres y mujeres, entre militares y científicos. Desde la estación, el comodoro Roberto Aguirre aseguró que las planillas fueron “bien interpretadas” y el censo se realizó “sin inconvenientes”. Así sucedió también en la base científica Jubany, donde se censó a 33 personas, entre las que hay sólo cuatro mujeres. A la par del relevamiento se estaba desarrollando un censo sobre la población de las colonias de pingüinos y focas que en esta época del año llegan a las costas, contó el teniente coronel Orlando Interlandi.

Otro de los llamados viajó cinco mil kilómetros desde el piso 12 del edificio Libertador, sede del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, hasta la base Belgrano II. Allí viven 19 personas, entre personal del Ejército, científicos y técnicos, desde hace alrededor de 11 meses. “Son cuatro meses de noche total. Desde el 16 de abril hasta el 21 de agosto no vimos el sol. La temperatura alcanzó los -62 grados”, contó el capitán Leonardo Sakamoto, desde el continente blanco, ante la sorpresa de la audiencia de la videoconferencia.

Las imágenes de la base Esperanza mostraban el paisaje helado. Es la única donde habitan familias y funciona la escuela Nº 38 Julio Argentino Roca. En ese lugar fueron censadas “66 personas, entre las que se encuentran nueve familias y 16 niños”, precisó el teniente coronel Cristian Calandin. La principal actividad de esa base es el apoyo a la ciencia, por eso se espera que durante el verano arriben más científicos.

Orcadas es la más antigua de las bases argentinas, adonde se censó a 17 personas y en San Martín se supo que hay 20 hombres. Durante la charla, contaron que algunos no presenciaron el nacimiento de sus hijos, pero los llegaron a conocer por medio de las tecnologías. Así pasó con varios miembros del personal antártico, que fueron padres por primera vez.

No es el primer operativo en que se censa a las personas que están en la Antártida, pero sí en el que se los visibiliza: “Mostrar lo que cada uno está haciendo en distintos puntos del territorio es para nosotros esencial. Y que se remarque este tipo de actividad es una muestra de soberanía”, subrayó Edwin.

Informe: Soledad Arréguez Manozzo.