En 1987, cuando el papa Juan Pablo II visitó Chile, la gente se agolpó en la Plaza Constitución, justo frente a La Moneda, para ver al sumo pontífice, que los saludó desde una ventana. Años después, el ritual se repitió con Marcelo Ríos, cuando fue número uno del tenis y el día que sus colegas Fernando González y Nicolás Massú regresaron al país con sendas medallas de oro desde los Juegos Olímpicos. Ayer fue el turno de los 33 mineros rescatados.

A eso de las 10 de la mañana, las vallas puestas por Carabineros para contener a la multitud ya estaban instaladas. A esa hora, los mineros acompañados por sus familiares más cercanos llegaron al palacio presidencial, donde los recibió Sebastián Piñera, quien comenzó el homenaje junto a su esposa, Cecilia Morel, y los ministros del Interior, Rodrigo Hinzpeter; de Minería, Laurence Golborne, y de Salud, Jaime Mañalich.

Estos, los más visibles en el proceso de rescate, se alternaron para entregar a los trabajadores una réplica a escala de la cápsula Fénix II y las 33 banderas dispuestas en su honor en un altar durante los 70 días que estuvieron bajo tierra.

Ahí, todos juntos, familiares, autoridades políticas, religiosas y miembros de las Fuerzas Armadas posaron para las cámaras. Emotivo todo, pero no con la ansiedad, nerviosismo y expectación de los días en la mina San José, en Atacama, aunque las palabras de Luis Urzúa, el jefe de turno el día del derrumbe, volvieron a emocionar a los asistentes.

“Tengo el honor de estar aquí con mis 32 compañeros, gracias a Chile, a todo el pueblo cristiano, a todos los que oraron por nosotros, a todos los que nos acompañaron siempre; como mineros les damos un fuerte cariño, estamos agradecidos de todos ustedes, de nuestro presidente, de nuestros ministros, de todo Chile, fue algo que no imaginábamos. Pero gracias a Dios estamos fuera y estamos libres”, dijo el último de los mineros que salieron a la superficie desde el socavón.

A su turno, Piñera reiteró el discurso que ha repetido en Chile y el extranjero repasando lo sucedido desde el 5 de agosto hasta el día del rescate, al cual calificó como el “milagro de San José”. “La decisión fue asumir en plenitud el ciento por ciento del compromiso de buscarlos como si fueran nuestros hijos, encontrarlos con la ayuda de Dios y rescatarlos con el aporte de miles de héroes que se entregaron por entero mientras estaban en las profundidades de la montaña... Viva la vida, vivan los mineros...”

Agradeció también a sus ministros y a los equipos técnicos y de rescate presentes en la ceremonia.

El botón de oro lo puso el propio Piñera al asegurar cambios para la seguridad de los trabajadores chilenos. “Aprendimos la lección y en estos días vamos a anunciar un nuevo trato en materia laboral”, dijo el mandatario, mientras por los pasillos de La Moneda se colaba el sonido de las vuvuzelas que la gente tocó para celebrar y que también hacían sonar con fuerza trabajadores de la cadena de farmacias Fasa, que aprovecharon para reclamar por mejoras salariales.

Caminando por una elegante alfombra roja, los 33 abandonaron el palacio y saludaron a la gente, pero no desde las ventanas como se acostumbra, sino desde la tarima donde se encuentra la ya mítica Fénix II en exhibición, a un costado de la Plaza Constitución. Se sacaron fotografías y examinaron con mayor atención el armatoste que los rescató. Había allí unas cuatro mil personas, según Carabineros. Muchos tenían la cara pintada, con el 33. Otros llevaban cascos de mineros.

“Muchas emociones dan escalofríos”, expresaba Jimmy Sánchez, el más joven del grupo. El ex futbolista Franklin Lobos, por su parte, pidió buscar a los culpables del accidente: “Hay que tomar acciones contra los dueños de la empresa... Aquí hubo mucha gente que sufrió, no sólo nosotros... esto no puede quedar impune”, agregó.

Terminado el encuentro con la multitud, los 33 tomaron un micro rumbo al estadio Nacional, donde jugaron un partido de fútbol contra un equipo formado por el gabinete de Piñera (ver recuadro)..

Si bien el propio Franklin Lobos calificó el encuentro “como una humorada para botar tensiones”, a muchos el tema de los mineros y el supuesto aprovechamiento político-electoral los tiene saturados, en especial a los partidos de la Concertación, que no estuvieron, en su gran mayoría, en el acto, salvo los parlamentarios de Atacama.

Uno de los críticos fue el ex presidente Ricardo Lagos. “En política exterior hay que andar con más cuidado”, dijo en alusión al tenor que Sebastián Piñera dio a su reciente gira por Europa, donde el papel con el mensaje que aseguró que los mineros estaban vivos marcó su agenda. En ese sentido, Lagos valoró la recomendación que hizo la esposa del presidente. “Me quedo con Cecilia Morel, ella estaba consciente de que a lo mejor había una sobreexposición”, indicó.

A esa hora, por ejemplo, la presidenta del PPD, Carolina Toh, se reunía con dirigentes de los dos sindicatos de la minera San Esteban –dueña de San José– y la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) en busca de apoyo para sus demandas laborales. El presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, se solidarizaba con los trabajadores de Fasa, el titular del Partido Radical se reportaba enfermo, y el timonel de la DC, Ignacio Walker, denunciaba que “existe una manipulación político-electoral permanente y mediática por parte del gobierno, que superó el límite de lo tolerable”.