Cuando las nubes negras ganan espacio en el cielo, hay que buscar refugio. Lejos de juegos bajo la lluvia, los especialistas recomiendan resguardarse bajo techo dado que las tormentas suelen estar acompañadas por la caída de rayos que pueden provocar daño a las personas. En Argentina, mueren en promedio, por ese tipo de descargas, 19 personas por año, si se toman las estadísticas de 1990 a 2007, de acuerdo con un estudio elaborado por la Maestría de Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud, de la Universidad Nacional de Lanús (UNLA). En Brasil, según el mismo estudio, las cifras superan el centenar de fallecimientos por año.

El estudio de la UNLA da cuenta de que entre 1990 y 2007, en el país, murieron 348 personas como efecto de la caída de rayos, con un pico de 35 en 1992. El punto más bajo de la curva se registró en 2004 con 7 muertes mientras que en Brasil ese año hubo 90. Los datos fueron elaborados a partir del Informe Estadístico de Defunción, obtenidos en la Dirección de Estadística e Información en Salud, del Ministerio de Salud de la Nación.

“El clima no está aislado. Por el contrario, siempre interactúa con las poblaciones y puede provocar catástrofes naturales”, explicó Hugo Spinelli, de la Maestría de Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud de la UNLA. En ese sentido, la caída de rayos en áreas no protegidas pueden provocar daños severos a las personas incluso hasta la muerte. Frente a los nubarrones se deben tomar medidas mínimas de seguridad.

Claudia Campetella, del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA), explicó que los rayos “pueden caer en cualquier lugar de la tierra, sea zona urbana o rural”. Entonces, una primera medida es “no hacer actividades al aire libre y tratar de estar bajo techo y en zonas protegidas. Lo mejor es un techo de construcción”, dijo. “A pesar del calor, frente a una tormenta no se debe estar en la pileta ni con los pies en el agua”, precisó.

El rayo tiende a caer en lugares altos que lo conduzcan hasta la tierra. Uno de los elementos que captan los rayos y conducen la descarga hasta el suelo es el pararrayos. Pero otros objetos pueden actuar de ese modo. “Cualquier elemento punzante con descarga a tierra se puede convertir en un pararrayo”, aseguró Carlos Weiss, fabricante de esos dispositivos. En diálogo con Página/12, explicó que “un palo de golf actúa como un pararrayo”. Por eso se suspenden los torneos frente a una tormenta eléctrica.

Además, hay que evitar hablar por teléfonos de línea, sobre todo en el campo, dado que el cable es “conductor” de electricidad: hay dispositivos de sobretensión que se colocan en los tableros eléctricos de entrada de las casas para que filtren las descargas y las desvíen a tierra.

Dentro del hogar, “se deben cerrar puertas y ventanas para evitar que se produzcan corrientes de aire, dado que atraen los rayos, y conviene desenchufar los electrodomésticos”, dijo Alejandro Collia, ministro de Salud bonaerense. Los alambrados u objetos metálicos también son peligrosos. Por eso no es seguro estar en una carpa, ya que los parantes pueden atraer las descargas.

Los rayos, incluso, según Weiss, “pueden caer en un paraguas”, por lo que se aconseja usar los que tienen varilla de grafito (no conductor) y no metálicos. Tampoco es conveniente “guarecerse bajo los árboles ni tocar ningún elemento de hierro o conductor de electricidad, ni permitir que los chicos jueguen bajo la lluvia”, explicó el ministro. “El agua es conductora –explicó Weiss–, por eso hay que evitar estar mojado. Es altamente peligroso.”

–Cuando llueve, ¿se puede descolgar la ropa? –preguntó Página/12 a Weiss.

–Lo mejor es dejarlo para el otro día. Las sogas, que suelen ser con alambre, pueden sufrir una descarga eléctrica. Se estima que en el mundo se recibe entre 5 y 6 millones de rayos por día.

Informe: Soledad Arréguez Manozzo.