Las lluvias torrenciales que azotan el sureste de Brasil dejaron hasta ahora 257 muertos, en su mayoría en la región serrana del estado de Río de Janeiro, donde en las últimas 24 horas hubo derrumbes de tierra y lodo que dejaron bajo tierra a una gran cantidad de viviendas. La presidenta Dilma Rousseff visitará hoy la zona del desastre, mientras que su ministro de Integración Nacional, Fernando Bezerra, fue enviado por la mandataria al lugar. “Parece el campo de batalla de una guerra”, afirmó anoche Bezerra, tras visitar tres ciudades de la zona serrana de Río de Janeiro.

“Es una tragedia de grandes proporciones” la que golpeó a las ciudades de Teresópolis, Nova Friburgo y Petrópolis, a unos 100 kilómetros de la ciudad de Río de Janeiro, dijo el funcionario. “Es un escenario desolador, provocado por la violencia de las aguas y los deslizamientos de tierra, que resultó en muertes y daños graves a la infraestructura de caminos, calles, edificios públicos y casas”, agregó.

El número de muertos registrados hasta el momento es 257, informaron autoridades de Defensa Civil citadas por la prensa local. De acuerdo con los últimos datos, en el municipio de Teresópolis fallecieron al menos 130 personas, en Nova Friburgo 107 y en Petrópolis 20.

Las tareas de rescate de las personas atrapadas por el lodo y escombros fueron suspendidas en la ciudad de Teresópolis por falta de iluminación adecuada. La decisión fue tomada por Defensa Civil, mientras cientos de personas buscan a parientes y hacen fila en el centro de la ciudad para reconocer a los muertos en un gimnasio donde también hay miles de evacuados.

Las tres ciudades más afectadas son centros urbanos históricos de Brasil que también son destino turístico de montaña, ubicadas a un centenar de kilómetros de la capital del estado, Río de Janeiro. “No ha quedado nada de la ciudad”, dijo el alcalde de Teresópolis, Paulo Mustrangi.

La presidenta Rousseff liberó unos 500 millones de dólares para socorrer a las víctimas y anticipó que hoy sobrevolará la zona del desastre, en su primera actividad fuera de la casa de gobierno desde que asumió el cargo el pasado 1º de enero.

“Es la peor tragedia de la historia de Teresópolis”, dijo el ministro de Medio Ambiente del estado de Río de Janeiro, Carlos Minc. Las ciudades serranas recibieron en la madrugada del jueves las peores lluvias de los últimos tiempos; en Nova Friburgo es difícil trasladarse en bote porque el lodo de los deslizamientos ganó las calles, según reportó un portavoz del cuerpo de bomberos de Río de Janeiro.

En la región llovió en un día el 84 por ciento de lo que se espera para todo enero, según el servicio meteorológico. “La tempestad se llevó la casa de los pobres y también la de los ricos”, dijo la empleada doméstica Fernanda Carvalho.