Martes, 21 de junio de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › EL TRABAJO DE LOS PSICóLOGOS
Las toneladas de cenizas provenientes del volcán chileno Puyehue no sólo cubrieron ciudades y lagos, alfombraron caminos y tapizaron bosques, sino que además generaron en los pobladores angustias, temores y fantasmas sobre lo que sucederá en el futuro cercano. Por eso, un grupo de psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y hasta profesores de Educación Física se instalaron en Villa La Angostura con el propósito de brindar contención a las personas afectadas por el fenómeno. Por medio de distintas intervenciones en la comunidad se busca brindar atención psicológica a los pobladores. “Promovemos la actividad grupal. Instamos a que las personas salgan del aislamiento para que puedan convivir con otros vecinos. Estas intervenciones apuntan a sostener la capacidad emocional” de los habitantes afectados, contó a Página/12 Mauro Rodríguez, coordinador del equipo de abordaje psicosocial, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación.
Los primeros días cubiertos de cenizas provocaron que muchos pobladores se refugiaran en sus casas por temor a las condiciones climáticas. Dos semanas después, el panorama parece ser otro: se están haciendo tareas comunitarias y creando ámbitos de recreación para superar las barreras del manto gris. La caída de las partículas volcánicas dejó en la población la necesidad de “trabajar codo a codo” para salir de la crisis y poder “reconstruir la vida cotidiana” de los habitantes, según los especialistas de la cartera de salud. “Gente que nunca se había cruzado en la calle trabajan juntos en la limpieza de cenizas”, contó Rodríguez.
Hasta ahora, el balance es “favorable”, ya que hay “buena expectativa de recuperación”. La clave pareciera estar en ver “el vaso medio lleno”. “Toda crisis siempre brinda una posibilidad de cambio, y esos cambios pueden derivar en aspectos positivos que beneficien a la sociedad en su conjunto. De este hecho quedará una marca en la comunidad y está en ella saber cómo se puede construir a futuro”, aseguró el especialista.
A partir del relevamiento de la situación, el equipo interdisciplinario, conformado por profesionales pertenecientes a la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones interviene para dar contención psicológica. Frente a catástrofes, aplican los lineamientos de la OPS-OMS para un abordaje comunitario de salud mental de la población, que involucra la participación del hospital local y de vecinos. Las tareas consisten en recrear ámbitos de socialización para que los pobladores puedan salir de sus casas y evitar a futuro complejidades en salud mental.
Con el fenómeno, los chicos son los que ven más afectada su vida cotidiana debido a la suspensión de clases. “Sus pautas se modifican, pueden generar conductas anormales, lo que produce preocupación a sus padres”, contó Rodríguez, a este diario. Entonces, la tarea es explicar a la población que es “normal que ocurran conductas anormales” en este tipo de situaciones. Según Rodríguez, “existen angustias y temores. Es común que pueda pasar, el trabajo es empezar a disiparlo. Al principio, estaba la situación del temor al futuro, de cómo continuar con la vida”. Por eso, se está trabajando para llevar un espacio de reflexión y tranquilidad, que “no sea quedarse en la pregunta sino poder ir respondiendo”, dijo.
La recreación es el espacio posible para “entender lo que está pasando, internalizar que se atraviesa en una crisis”. Hay actividades para los chicos dentro de los colegios y en sus casas, por medio de la radio. También las hay para adultos mayores, como relatos de cuentos del pueblo o de experiencias sobre otras erupciones. El equipo promueve actividades para que los vecinos creen vínculos entre ellos.
Otro elemento clave es la información, por lo que hay un contacto diario con la población mediante los medios de comunicación. “La misma situación de catástrofe aísla a mucha gente, por eso hay un relevamiento de la población, incluso en las zonas más alejadas”, contó Rodríguez, en relación al equipo de profesionales que recorre los distintos barrios, de 9 a 21. Además, hay habilitadas las 24 horas líneas telefónicas de contención.
Las tareas de apoyo se realizarán por cuatro a seis semanas hasta dejar “una capacidad en salud mental instalada en el lugar”. Después de la emergencia generada por la ceniza, llegará la calma. Pero la crisis, subrayó Rodríguez, aparece como “una posibilidad para salir fortalecido: focalizar la respuesta positiva fortalece al individuo y al entorno”.
El equipo de abordaje psicosocial que participa en las tareas de contención de los pobladores de Villa La Angostura es el mismo que se ocupó de la atención de los familiares de las víctimas del accidente aéreo de la empresa Sol, en Río Negro, que dejó 22 muertos. Los profesionales también brindaron su apoyo a centenares de personas, en la Plaza de Mayo, durante las jornadas de duelo por el fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner.
Informe: Soledad Arréguez Manozzo.
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