En los fundamentos de su fallo, la jueza María Laura Martínez Vega se refirió a las características de la violencia doméstica y a las dificultades para probarla penalmente. “Nadie puede negar lo que se ha dado en llamar la ‘invisibilidad del fenómeno de la violencia doméstica’, en la que existe una relación asimétrica entre víctima y victimario, que genera un círculo de abuso, del que, en su mayoría, a las mujeres les es difícil salir. Por otro lado, cuando aflora muchas veces, es difícil de probar –salvo que exista evidencia física–, dado que se desarrolla en un ámbito de encierro y opresión.” Por tal razón, la magistrada indicó que “la declaración de la víctima en casos de violencia doméstica tiene valor de prueba testifical privilegiada siempre que estas declaraciones se lleven a cabo con las debidas garantías”.