Martes, 27 de septiembre de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › LA APARENTE ACUMULACIóN DE GAS DE UN HORNO PIZZERO DERRUMBó DOS CASAS Y PROVOCó UN MUERTO Y NUEVE HERIDOS
En Esteban Echeverría, una explosión a las 2.10 de la madrugada destruyó dos viviendas,un comedor infantil y tres vehículos. Una mujer murió y ocho personas resultaron heridas. Se fantaseó con meteoritos, pero todo indica que se trató de un horno a garrafa.
Por Emilio Ruchansky
Una explosión arrasó ayer dos viviendas y un almacén en la localidad bonaerense de Esteban Echeverría y causó la muerte de una mujer tras el derrumbe, que además dejó nueve heridos. Anoche, el origen de la detonación continuaba siendo un misterio, sobredimensionado por las versiones de varios vecinos que aseguraron haber visto una bola azul o roja cayendo desde el cielo hasta el lugar. Una importante fuente policial explicó a este diario que “las primeras evidencias físicas indican que la explosión provino de una de las construcciones porque las chapas de los techos quedaron dobladas de cara al cielo”. El hallazgo de una garrafa y un horno pizzero, cuyos restos quedaron desperdigados, son las principales pistas sobre el estruendo que tuvo una onda expansiva de 200 metros. El hecho ocurrió a las 2.10 en el barrio 9 de Abril, perteneciente al municipio de Esteban Echeverría, sobre la calle Luis Vernet al 3800. La mayor parte de los vidrios de las construcciones aledañas quedaron destruidas y también parte del frente de las viviendas. También fueron arrasados tres autos, uno de ellos, directamente quedó dado vuelta. Bajo los escombros fue hallada sin vida Silvia Espinoza Infante, peruana, de 43 años, mientras que los heridos fueron derivados al Hospital Santamarina con distintos politraumatismos, aunque están fuera de peligro.
“Cuando llegamos había dos pequeños focos de incendio en la estructura colapsada del almacén, que controlamos rápido, y paralelamente rescatamos a las personas que estaban atrapadas”, describió el subcomandante Carlos Burgos de los Bomberos Voluntarios de Esteban Echeverría. Según él, no había gran cantidad de garrafas de gas en la zona devastada. “Y las pocas que estaban, por lo que vimos, parecían intactas”, dijo. En la zona, informó un desconcertado inspector de la empresa Metrogas, no hay gas de red. “Si fue una pérdida, habría una acumulación importante”, arriesgó.
Al lado de la zona del desastre hay un centro de salud y un comedor infantil, que no quedaron con un solo vidrio entero, en los techos de ambos lugares podían verse ladrillos y maderas provenientes de las viviendas donde se produjo la explosión. Enfrente, las cortinas de un pool y una carnicería quedaron abolladas. “Pensé que se me caía la pared adentro”, decía Mabel, parada en la vereda de su casa en Vernet 3894. El taparrollos de la ventana de su frente se desmembró y buena parte de la pared quedó inclinada, aunque la casa no tiene peligro de derrumbe.
Desde la ventana de su cocina, Julio Alberto Leiva, también conocido como Quique, aseguró haber visto caer lentamente un globo rojo. “Yo estaba despierto, tomando mate y amasando tortillas”, comentó. La explosión torció los marcos de las ventanas de su casa, a menos de 50 metros de la zona en ruinas. En el baldío lindante quedó la chapa de un techo de sus vecinos. “Yo no sé si era un meteorito o no, pero dejó un pozo, ya lo van a encontrar”, juraba Quique, quien contó que en el almacén se cocinaban churros y bolas de fraile.
A mediodía el ministro de Justicia y Seguridad bonaerense desmintió ésta y otras versiones. “No se encontró ningún cráter sino un punto ígneo focalizado y muy concreto, surgido por la onda expansiva”, dijo Ricardo Casal. A esa altura, ya circulaba hasta una imagen del supuesto objeto caído del espacio. El funcionario se despachó asegurando haber visto “muchas fotos parecidas en Canadá y en el mundo, donde la luz brillante desciende” y aunque reconoció que aún seguía siendo un misterio la causa de la explosión pidió paciencia hasta que se concluya el peritaje.
Según reveló una fuente policial a Página/12, en el lugar trabajaron expertos de la Fuerza Aérea “para descartar que se trate de un fenómeno atmosférico o aeroespacial”. También se pidió un informe a la empresa Edesur porque muy cerca pasan cables de alta tensión. Se hicieron mediciones de radiactividad, a cargo de los técnicos de la Conea, y de gases explosivos. “Dieron negativo”, agregó la fuente. Además de las divisiones de Explosivos, Bomberos y Prevención Ecológica de la Policía Bonaerense, también participaron de los peritajes agentes de la Federal. Ambas fuerzas se llevaron a sus laboratorios residuos carbonosos.
Entre las ruinas del almacén, los peritos hallaron restos desperdigados de un horno y también una garrafa de 45 kilos que estaría conectada a él. La principal hipótesis gira en torno de un pérdida de gas, que se fue acumulando en una habitación. “Es lo más firme, pero tenemos que esperar todos los resultados”, comentó a Página/12 Fernando Gray, intendente de Esteban Echeverría. El mandatario estuvo al frente de la repartición de colchones, cemento, vidrios y pilares de madera, los principales pedidos de los vecinos afectados por la explosión.
Mientras dos palas mecánicas removían los restos de las construcciones, un puñado de amigos y familiares de quienes habitaban allí revolvían los escombros. Sacaban ropa, zapatillas, ollas, computadoras portátiles y fotos, entre otras cosas. Los objetos iban a parar a bolsas de consorcio. En una casa lindera, visiblemente deteriorada, un hombre se llevaba su televisor, primero; un equipo de música y su ropa, después. Gray y otros funcionarios aseguraban que más allá de las reparaciones económicas, se iba a trata de contener psicológicamente a los vecinos.
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