Jueves, 13 de octubre de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › A UN AñO DEL RESCATE DE LOS 33 MINEROS ATRAPADOS EN LA MINA CHILENA DE COPIAPó
Daniel Herrera, uno de los mineros rescatados, dijo a Página/12 que las condiciones laborales “no avanzaron” en su país. Hoy habrá una misa, actos e inauguración de un museo. El presidente Piñera evitará aparecer en público.
Por Emilio Ruchansky
Hace exactamente un año fueron rescatados los 33 mineros en Chile, tras pasar setenta días atrapados a 700 metros de profundidad en la mina San José. La operación fue seguida por millones de televidentes y costó 10 millones de dólares al Estado de ese país, suma que por vía judicial el gobierno aún intenta recuperar. Las conmemoraciones por esta hazaña incluirán una misa en la mina, el lanzamiento de un museo temático y también una estatua donada por el gobierno chino y erigida en Copiapó, cerca del lugar del derrumbe. Sin embargo, las condiciones laborales de los mineros en Chile “no avanzaron lo suficiente como para que no vuelva a ocurrir algo igual”, dijo a este diario Daniel Herrera, uno de “los 33 titanes”, como se los conoce del otro lado de la Cordillera.
Como la mayoría de sus colegas mineros, Herrera planea participar de la misa que se realizará muy cerca del campamento Esperanza, una ciudad armada alrededor de la mina San José, donde cientos de familiares, amigos y sobre todo periodistas de todo el mundo aguardaron el milagro. Allí, la intendenta de la región de Atacama, Ximena Matas Quilodrán, colocará la primera piedra de una obra arquitectónica llamada “33 mineros de Atacama, el milagro de la vida”. Después, la ceremonia se trasladará al Antay Casino Hotel, donde se estrenerá un documental sobre el rescate.
“En Santa Cruz, al sur de Santiago, se abrió un museo donde hay una réplica que tiene la mitad del tamaño del refugio donde estuvimos, con los objetos que había, también está la ropa que usamos durante los 70 días, muestras del cerro que se iban tomando mientras se perforaba para rescatarnos, réplicas de las cápsulas, las palomas en las que nos bajaban cosas... muchas cosas. Incluso la punta de la perforadora que llegó primero a la mina, donde colgamos el papelito: Estamos bien los 33 en el refugio”, comentó ayer Herrera, quien ayudó a montar el museo.
Otra de las novedades de este primer aniversario del rescate es el monumento a la paz mundial, hecho por el escultor Yao Yuan, que a sólo dos semanas de las elecciones distritales será inaugurado por el alcalde de Copiapó, Maglio Cicardini Neyra. Se cantarán los himnos de Chile y China y en un esfuerzo de producción la alcaldía consiguió un cierre musical con Los Tres, la banda de rock más prestigiosa de ese país. El presidente Sebastián Piñera no asistirá a las conmemoraciones, al parecer, para evitar posibles manifestaciones en contra. Sí estará el ministro que más rédito político sacó del rescate: Laurence Golborne.
“No somos héroes, pero nos reconocen en las calles, nos saludan, nos preguntan cómo estamos”, dijo ayer José Ojeda, otro de los sobrevivientes, quien al igual que Herrera desea volver a la minería. Y lo hizo. “Pero duré poco porque la empresa mandante ordenó que yo no estuviera por el temor a que sufriera un accidente y las probables demandas que caerían sobre ella”. Ojeda extraña los 2400 dólares que ganaba por mes en la mina San José, trabajando doce horas diarias. Le gustaba organizar parrilladas para sus amigos. Hoy cobra mil dólares mensuales por una licencia médica. Dejó de fumar porque no tiene ni para pagarse los cigarrillos.
Por un pacto entre todos los sobrevivientes, a la espera de negociar derechos de autor, poco se sabe sobre los diecisiete días que debieron pasar racionando la comida y sin contacto con el exterior. En Chile, algunos medios difundieron otro pacto hecho en esos días para permitir el canibalismo, en caso de que alguno muriera. Ojeda contó ayer que en los peores momentos primó el humor y que Mario Sepúlveda, el más verborrágico de los 33, le tiraba piedras a otro de los mineros para que le diera un infarto. “Quería que se muriera para comerlo”, bromeó.
El 22 de agosto, luego de que tres retroexcavadoras perforaran por distintos lados el cerro, una de estas sondas dio con un túnel al que tenían acceso los mineros. La situación cambió radicalmente. Fueron hidratados, alimentados y se dio comienzo a un trabajo que duró hasta el 13 de octubre, cuando los sacaron. En el medio, el campamento Esperanza fue creciendo. “Tanto que tuvimos que contener a los rescatistas nuestros del acoso mediático y la presión que sufrían”, contó a Página/12 Jorge Bastía, encargado del área de Comunicación de la Marina de Chile.
“Fue una hazaña lo que hicimos”, recordó ayer el jefe del rescate, el ingeniero Andrés Sougarret. “A un año, nos damos cuenta de que la hazaña es importante, que ha sido reconocida internacionalmente. La clave fue el equipo que pudimos armar entre la empresa privada y la estatal Codelco y el concurso de las autoridades que nos ayudaron mucho en la logística”, agregó. Al Estado el rescate le costó 10 millones de dólares, que reclama a los dueños de la mina San José, quienes se declararon en quiebra.
También los mineros enjuiciaron a la empresa y al Estado “porque no controló las condiciones de seguridad de esa mina”, dijo Herrera. “No queremos que esto quede impune por la negligencia y la corrupción que hubo”, agregó Herrera, que aún está asombrado de haber salido con vida.
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