Las declaraciones del ex presidente uruguayo Tabaré Vázquez ante ex alumnos de un colegio pusieron en evidencia una verdad desnuda: la hipótesis de una guerra y un pedido de apoyo a la administración de George W. Bush. La primera dama y senadora del Movimiento de Participación Popular, Lucía Topolanksy, calificó la revelación de “absurda” y se manifestó sorprendida. Topolansky señaló que esperaba que esas palabras quedasen como “una anécdota escolar” de un ex mandatario, según publicó el sitio web Montevideo.com. Tanto políticos oficialistas como opositores opinaron sobre las polémicas declaraciones del médico oncólogo.

Topolansky remarcó que esto no va a complicar la relación con Argentina, ya zanjado el diferendo por la papelera Botnia. “Creo que la forma de solucionar el conflicto fue lo que hizo el presidente José Mujica, dialogar, abrir puertas”, dijo la legisladora de la coalición gobernante Frente Amplio. Mujica, de gira por Europa, no habló sobre el asunto. Lo hizo el secretario de la presidencia, Alberto Breccia, en la misma línea que la primera dama. “Estas manifestaciones no cambian en nada las excelentes relaciones entre los gobiernos uruguayos y argentinos”, declaró, según publicó el diario local El País.

Sin embargo, Breccia fue contemplativo con Tabaré. “Muchas veces las circunstancias llevan a que los gobiernos deban tomar previsiones”, dijo, según el matutino. La diputada socialista Daisy Tourné también habló de las “previsiones” que debió tomar el ex presidente. Tourné, quien fuera ministra de Interior del primer gobierno frenteamplista, ensayó un argumento en su defensa. “Tabaré Vázquez es una persona que habla poco y cuando lo hace tiene una razón. Un presidente está obligado a pensar todas las opciones, era un momento muy difícil que vivíamos entre países hermanos”, afirmó a Página/12 del otro lado de la línea. Se le preguntó por qué se barajó la posibilidad de un apoyo de Estados Unidos. “No lo sé. Brasil había dicho que éste era un tema bilateral. No me alegra demasiado pensar en eso. Tampoco comprendo por qué Tabaré habló ahora, cuando ya se zanjó el conflicto.”

Tourné dijo que el legislador del opositor y tradicional Partido Nacional Pablo Iturralde intentó plantear el tema en el Parlamento para que sea debatido. “Quedó medio solo, no había entusiasmo de abrir ese debate ni entre los frenteamplistas ni entre los dirigentes opositores.”

Por fuera del Congreso, el senador y líder del opositor Partido Colorado, Pedro Bordaberry, se mostró disgustado por las declaraciones de Tabaré. “Lo que hizo es un acto de irresponsabilidad. Le hace daño al Uruguay”, dijo, según citó la prensa local. Bordaberry recordó que Vázquez tiene intenciones de ser presidente nuevamente y que Cristina Fernández se perfila como ganadora para un nuevo mandato en Argentina. “Si yo fuera Mujica no me pondría muy contento de que alguien de mi partido, que es una figura importante, esté diciendo estas cosas. Obviamente, no ayuda al relacionamiento que tiene que tener el gobierno uruguayo con el argentino; y más que nada, no ayuda al relacionamiento entre los pueblos”, enfatizó el ex candidato presidencial.

Los dichos de quien fuera el primer mandatario de centroizquierda en la historia de Uruguay son “inadmisibles”, afirmó el presidente del Directorio del Partido Nacional, el senador Luis Alberto Heber. “¿Dónde quedó el antiimperialismo?”, escribió Heber en su cuenta en Twitter y agregó: “Si confiesa esta barbaridad de pedir la intervención extranjera como si fuera algo positivo de su acción, cabe preguntarse si tiene real conciencia de la barbaridad que hizo”.

El también diputado nacionalista Javier García criticó al ex presidente y elogió a su sucesor. “Estas declaraciones van derecho a atacar uno de los capitales que el presidente Mujica y el gobierno muestran como su obra, que es el restablecimiento de las normales relaciones con Argentina”, dijo García.

Tabaré Vázquez supo coquetear con la idea de un tratado de libre comercio con Estados Unidos. El torbellino que generó al interior de la coalición gobernante y con los socios del Mercosur lo hicieron dar marcha atrás. Ahora se sabe también, según sus propias palabras, que evaluó la hipótesis de una guerra con Argentina y pidió apoyo a Bush.

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