La sucursal Avellaneda de la cadena de hipermercados Carrefour, lindera a la estación ferroviaria de esa localidad ubicada en el sur del conurbano bonaerense, fue clausurada por verter residuos contaminantes en el Riachuelo. Según informó ayer el presidente ejecutivo de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar), Oscar Deina, la medida se mantendrá hasta que la empresa dé garantías sobre el cese de actividades que generan daño sobre el curso de agua.

Con la clausura temporal del hipermercado, el organismo creado en noviembre de 2006 alcanzó 360 clausuras, en el marco de más de 15.000 inspecciones sobre distintos establecimientos emplazados en las márgenes de la contaminada cuenca. Los operativos de la Acumar reportan un promedio “de diez clausuras semanales”, según estimó Deina. El funcionario sostuvo que, de todas formas, “la mayoría de las clausuras ya fueron levantadas porque las industrias acceden a la reconversión”. Es decir que avanzan en los planes de refacciones técnicas que plantea el organismo para así terminar con acciones nocivas sobre el río, producto de la propia actividad productiva.

Actualmente, el órgano –compuesto por representantes de Nación, provincia y ciudad de Buenos Aires– tiene identificadas “a 820 empresas como agentes contaminantes”. El funcionario apuntó que esas fábricas “son controladas periódicamente”, pero que “además se les dan todas las facilidades financieras” para que puedan corregir las deficiencias en materia ambiental y que de esa forma alcancen “una producción lo más limpia posible”.

La clausura se concretó el martes por la tarde y, según Deina, la medida “seguirá en pie hasta que la empresa presente la documentación que asegure el comienzo de su reconversión industrial”. A eso, Carrefour “debe sumar la garantía de que no arrojará contaminantes al curso de agua”, enfatizó.

Previo al cierre de la sucursal, el 9 de septiembre el órgano de la cuenca había inspeccionado el establecimiento y tomado muestras de los líquidos que se vertían al Riachuelo, curso de agua que se encuentra a pocos metros del hipermercado. En los informes técnicos ambientales “todos los parámetros sobrepasaban los máximos permitidos”, aseguró Deina. Fue entonces cuando la Acumar intimó a la compañía de origen francés a que presentara su Plan de Reconversión Industrial (PRI), con un mes de plazo. Pero “en vez de trabajar para dejar de contaminar se dedicaron a interponer amparos para evitar la clausura”, recordó el ejecutivo.

Anoche, este diario intentó sin éxito comunicarse con los voceros de la empresa. En la sucursal clausurada, un empleado se limitó a reproducir lo que –según dijo– le informó el gerente: “Está cerrado por refacciones”.