Miércoles, 7 de diciembre de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › LA POLICíA DETUVO POR EL CRIMEN DE GASTóN BUSTAMANTE AL NOVIO DE SU HERMANA
La muerte del chico generó una reacción que derivó en incidentes y represión. Ahora, el fiscal ordenó apresar al cuñado del pequeño. La hipótesis es que el joven, de 24 años, entró en la casa a sacar plata y fue descubierto por Gastón.
Por Raúl Kollmann
El caso fue raro desde el principio. Un robo en una casa, por la mañana de un día hábil y en la vivienda más humilde del barrio. Además, los escruches (ladrones que se meten en casas, sin armas) no matan, justamente eligen una modalidad no violenta. De inmediato apareció un dato: en la casa había dinero. Unos 19.000 pesos que el carpintero Carlos Bustamante cobró por adelantado de un trabajo y unos ahorros que tenía guardados. Todos estos elementos fueron la base de la investigación que empezó el 21 de noviembre, en Miramar, cuando encontraron estrangulado al pequeño Gastón Bustamante. La hipótesis inicial es que debía ser alguien conocido de esa familia, que se enteró de que allí estaba la plata, entró en la casa y se encontró sorpresivamente con Gastón, que no había ido al colegio. Como lo conocía, lo mató en forma torpe: primero con un golpe, luego intentó sofocarlo con un almohadón y lo terminó estrangulando con una media. Por este homicidio fue detenido ayer Julián Ezequiel Ramón, estudiante avanzado de Derecho y novio de Rocío, la hermana del chico. El acusado había participado de las marchas en reclamo de justicia: quedaron filmadas las escenas en las que se lo ve llorar y abrazarse a la madre del pequeño y otros familiares.
El asesinato creó en la ciudad de Miramar una conmoción fogoneada por los medios que presentaban el hecho como un nuevo caso de inseguridad. Una protesta vecinal derivó en serios destrozos en el edificio municipal y la comisaría local. Hubo represión policial con balas de goma, aunque ocho efectivos terminaron heridos.
Desde el inicio de la cobertura sobre el homicidio de Gastón, Página/12 informó las dudas que existían y los indicios que apuntaban a descartar la idea de que se trataba de un hecho de inseguridad habitual.
Ahora, las pruebas contra Ramón fueron consideradas suficientes por el fiscal Rodolfo Moure y por ello ordenó la detención:
- Hay huellas del joven en un televisor que fue movido. Son huellas de tres dedos y una evaluación científica de otros tres dedos del otro lado del televisor. El aparato fue movido aquella mañana con el objetivo de distraer la atención, orientar la pesquisa hacia un ladrón común. Ramón alega que su huella está ahí porque el día anterior había tocado el televisor, pero el fiscal afirma que no es un toque, sino que las huellas se corresponden con un intento de mover el televisor, lo que ocurrió en la mañana del crimen.
- El fiscal y los jefes de la Superintendencia de Investigaciones de la Bonaerense afirman que Ramón no tiene coartada. El estudiante de Derecho (tiene 38 materias aprobadas) dice que estuvo en un supermercado. Las imágenes de ese comercio determinan que entró a las 11.01 y según los investigadores tuvo tiempo de entrar, matar al chico y llegar al supermercado. Es más, consideran que fue a ese comercio para armar una coartada.
- Ramón era de los pocos que sabía que el dinero estaba en esa humilde casa, porque Rocío le comentó que tenía que tomar 5000 pesos de ahí para ampliar un plazo fijo. Ella lo iba a hacer ese mediodía.
- En el allanamiento de ayer a Ramón se le encontró un cuaderno en el que decía: “Necesito la plata ya”.
- Al día siguiente del homicidio, el joven se presentó ante los investigadores y acusó a la mamá del nene del homicidio. Es más, llevó a Rocío (19 años) para que declarara contra su mamá. La base de la imputación era que el carpintero Carlos Bustamante tenía en verdad dos familias con dos mujeres distintas y existía una fuerte competencia entre ellas. En ese marco, la mamá de Gastón incurrió en maniobras llamativas, como amenazas e infligirse lesiones a ella misma. Ramón sugirió que tal desequilibrio emocional hizo que la mujer matara a su hijo.
La secuencia que imagina el fiscal es que el novio de Rocío se decidió a robar el dinero que sabía que estaba en la casa. Se metió en la vivienda a eso de las 10 y habría ido directamente a la habitación donde estaba el dinero. Empezó a revisar, pero se encontró con Gastón que, por una casualidad, no había ido al colegio. Como es obvio, el chico lo conocía y –según creen los investigadores–, Ramón se desesperó, entre otras cosas porque no quería perder la relación con Rocío. El fiscal cree que, entonces, actuó con violencia, torpeza e improvisación: le pegó un golpe en la cabeza al niño, luego trató de ahogarlo con un almohadón y finalmente lo estranguló con una media de toalla. Todo lo que usó es lo que estaba en la casa y que el homicida encontró de forma improvisada: no trajo nada de antemano, no tenía nada planificado. Respecto de las pruebas científicas, ni su ADN ni sus huellas quedaron registradas allí. De la media fue imposible sacar un perfil genético porque quedó impregnada con la sangre de Gastón en toda su extensión.
La fiscalía cree que una vez cometido el asesinato, el homicida se quedó sin tiempo, porque era inminente el regreso de la mamá del chico. Revisó un poco más la habitación, no encontró el dinero y terminó moviendo el televisor para sembrar una pista falsa: que el robo era de baja categoría, protagonizado por alguien que quería llevarse hasta el televisor.
En principio, el fiscal cree que Ramón actuó solo, que no tuvo cómplices. Y descartaron de forma total que Rocío, la novia de Ramón, haya tenido algo que ver. Igualmente, la investigación continúa, siempre en torno del núcleo familiar.
Anoche, el imputado fue trasladado a Mar del Plata para evitar cualquier agresión, mientras que su madre, Liliana, lo defendió a capa y espada. Sostuvo que Julián Ezequiel Ramón es un joven que trabaja y estudia y que la acusación no tiene ningún fundamento.
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