Alejandro “El Palidejo” Jiménez, presunto ideólogo del ataque en el que fue asesinado el cantautor argentino Facundo Cabral, fue detenido el lunes en Colombia, según anunciaron ayer las autoridades de ese país. El sospechoso es señalado como enlace entre el cártel de Sinaloa, en México, y la organización de los hermanos Comba, vinculada con el tráfico de drogas, en Colombia. Fue detenido mientras ingresaba desde Panamá en lancha, junto a dos colombianos, en Bahía Solano. Más allá de sus vínculos con el tráfico de cocaína, los investigadores creen que Jiménez planeó asesinar a quien acompañaba a Cabral, el empresario Henry Fariñas, quien declaró que había tenido problemas con El Palidejo. El fiscal guatemalteco Ricardo Guzmán pidió y consiguió la extradición inmediata del acusado. “Es importante para la Justicia guatemalteca y para el mundo que este hecho termine de ser esclarecido”, dijo.

Según relató el director de la Policía Nacional de Colombia, Oscar Naranjo, la lancha en la que viajaba El Palidejo fue interceptada cerca de las costas de Bahía Solano, al noroeste de Colombia, sobre el océano Pacífico. El sospechoso se presentó como Carlos Emilio Cardona Marín y mostró una cédula de identidad colombiana, falsa. “Sin embargo, le notamos un acento particular”, comentó Naranjo. Jiménez es costarricense y, según trascendió ayer, el sospechoso habría ofrecido 50 mil dólares a los agentes que interceptaron la lancha para que lo dejen seguir camino.

Las huellas dactilares de El Palidejo fueron enviadas a Panamá, Guatemala y Costa Rica. Las autoridades de este último país confirmaron la identidad del detenido. “Además hay una circular roja de la Interpol por los delitos de homicidio y otros relacionados con el tráfico de drogas”, informó ayer Naranjo, quien detalló que los pedidos de búsqueda y captura provienen de Guatemala, por el asesinato de Cabral y el ataque a Fariñas, y de Costa Rica, donde se lo investiga por el delito de lavado de dinero proveniente del tráfico de drogas.

La primera persona en mencionar públicamente a El Palidejo como sospechoso fue la jefa de policía de Nicaragua, Aminta Granata. “Se mueve por todos los países de la región”, dijo Granata, una semana después del hecho, ocurrido el 9 de julio en Guatemala. Por entonces, la agencia antinarcóticos estadounidense (DEA) había acusado a Daniel “El Cachetes” Pérez Rojas, presunto jefe de sicarios de la organización criminal mexicana Los Zetas, detenido en Guatemala. Fariñas, dijeron desde la DEA, lavaba el dinero de Cartel del Pacífico y Los Zetas pretendían eliminarlo. En octubre pasado, por video conferencia, Fariñas le aseguró a los investigadores que había tenido problemas con El Palidejo, luego de que éste intentara comprar dos clubes nocturnos suyos en Costa Rica y Nicaragua. También se apuntó a Marco Antonio Palacio Luna, contraalmirante retirado de la marina de El Salvador ligado a Arena, una fuerza política de extrema derecha de ese país. A principios de mes, la legisladora porteña Laura García Tuñón visitó El Salvador, encabezando una comisión que pidió profundizar esa pista.

El fiscal del caso, Guzmán, adhiere a la hipótesis que inculpa a Jiménez, a quien acusó de contratar “los servicios” de Elkin Vargas, jefe de sicarios ya detenido, quien subcontrató a tres hombres que también fueron arrestados: Wilfred Stokes, Juan Hernández y Audelino García. “Después de un lamentable hecho se observa que la participación y la integración de todos los países involucrados en la investigación fue la que ayudó no sólo a esclarecer el hecho, sino a poder ubicar a Jiménez, pese a que llevaba documentos falsos”, destacó el fiscal Guzmán.

La policía colombiana aseguró que El Palidejo, de 38 años, iba a ese país ayudado por Los Rastrojos, la organización criminal liderada por los hermanos Comba, quienes lo ayudarían a refugiarse en alguna nación vecina. Jiménez estaba siendo buscado en toda Centroamérica. El pedido de extradición a Guatemala fue cursado ayer por la mañana, mientras el acusado se encontraba detenido en Bogotá, en dependencias de la Policía Antinarcóticos. Por la tarde, fue enviado hacia Guatemala en un avión de la Policía Nacional de Colombia.

La celeridad del trámite tuvo que ver con la decisión del fiscal general de Costa Rica, Jorge Chavarría, quien también podía pedir la extradición por los delitos que involucran al sospechoso en ese país. “No tenemos ningún interés en que él venga acá, creemos que debe ser juzgado en Guatemala por el homicidio de Cabral, que consideramos un hecho sumamente grave”, argumentó Chavarría.