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“El imputado disparó a matar y con la intención de asegurar el botín.” Con ese argumento, el fiscal Mario Montoya pidió que sea condenado a prisión perpetua el joven acusado de asesinar de un balazo al estudiante de cine Ezequiel Agrest, durante un robo cometido el año pasado en el domicilio de una amiga de la víctima. El pedido de Montoya fue respaldado por los abogados querellantes. Al imputado Sebastián Pantano, de 26 años, se lo acusó como autor de “robo calificado, portación ilegal de arma de fuego y homicidio criminis causa”, que es el que se comete para tratar de ocultar otros delitos.

En su alegato ante una sala de audiencias llena de familiares y amigos de la víctima, con remeras que decían “Justicia para Ezequiel Agrest”, el fiscal sostuvo que Pantano tuvo “una actitud depredadora”, a la vez que demostró “sangre fría y peligrosidad”.

“No había necesidad de dispararle, estaba atontado, hubiera bastado que lo empujara y saliera corriendo”, agregó Montoya, tomando en cuenta el informe de los peritos, según el cual Agrest había recibido “un culatazo” en la cabeza y segundos después le dispararon. El abogado de la familia de la víctima, Daniel Borojovich, también solicitó al Tribunal que condenen a Pantano a prisión perpetua.

El defensor oficial, Gustavo Ferrari, sostuvo la hipótesis de que el disparo que mató al joven estudiante se dio “accidentalmente” en medio de un forcejeo “violento” con su defendido.