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El primer día hábil de 2014, el gobierno porteño “levantó” el Programa de Atención a Víctimas de Delitos Sexuales, y el mismo día lo comunicó a su coordinadora, María Elena Leuzzi, presidenta además de la ONG AViVi (Ayuda a Víctimas de Violación). “El 2 de enero me anunciaron telefónicamente que el programa era levantado porque el presupuesto que tiene para este año el área es muy reducido y no puede sostener los sueldos de las dos abogadas, las dos psicólogas, la administrativa y el mío”, explicó Leuzzi a este diario. Quien le informó de la decisión, agregó, no fue el titular del área en la que revistaba el Programa –la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural–, Claudio Avruj, sino el director general de Atención y Asistencia a la Víctima, Leonardo Szuchet, de quien dependía directamente. “Szuchet me dijo que nuestro presupuesto iba a ser destinado a las fiestas de colectividades, que es lo que hace también la subsecretaría”, agregó la ex coordinadora del programa. Ayer, tras reunirse con Avruj, el delegado de ATE, Iván Wrobel, explicó a este diario que el funcionario prometió que el Programa continuaría, pero “funcionando con gente de otras áreas. Es una barbaridad, implica que a las víctimas se les cambia el interlocutor de un día para el otro, y además van a trasladar profesionales de otros programas, pero que no están capacitados para tratar esta problemática”. Desde 2008 hasta fines de 2013, Leuzzi estimó en alrededor de 3 mil la cantidad de víctimas asistidas.

En la reunión con los delegados de ATE, dijo Wrobel, Avruj deslindó responsabilidades de la decisión de no renovar los contratos anuales que Leuzzi y su equipo tienen desde 2008. “Dijo que no es responsable de la situación, que a él no le dan la plata, pero la verdad es que tampoco parece estar haciendo mucho para modificarla. La semana pasada, cuando anunció que en 2014 no iba a haber aumentos para ningún empleado del Parque de la Memoria, llegó a decir ‘al que no le gusta, que renuncie’”, agregó Wrobel.

Leuzzi se mostró pesimista respecto de las perspectivas que puedan tener ella y su equipo del Programa. “Creo que no va a haber cambio en la decisión”, explicó. El delegado Wrobel, por su parte, señaló que, en caso de que ni Avruj ni Szuchet los convoquen antes para replantear la situación, ATE llevará adelante una concentración en la puerta de la subsecretaría, en Rivadavia al 600, el jueves al mediodía.

“Hay un saqueo de programas útiles para la sociedad”, dijo Leuzzi a este diario. El Programa que ella dirigía, agregó, venía sufriendo percances desde hace al menos un año y medio. “Antes estábamos en Cerrito 268, ahí teníamos una oficina con privacidad; pero hace un año y medio nos mudaron a Rivadavia 611, donde también trabajaban varios programas de la Subsecretaría de Derechos Humanos, de los que ya no queda nada. Nos pusieron en un lugar que es un panóptico, donde tenemos un escritorio de 1,40 por 1,20, una silla y una computadora. Pretendían que trabajáramos 8 horas de lunes a viernes. Lo intentamos, pero era imposible: se puede sentar una y todas las demás quedamos paradas, no tenemos dónde estar, no hay lugar. Para atender a las víctimas nos daban dos boxes muy chiquitos, donde hacía mucho frío en invierno y mucho calor en verano. Era perverso.”

Por teléfono, dijo Leuzzi, el director general Szuchet le adelantó lo que luego Avruj confirmó a los delegados de ATE. “Me dijo que es muy posible que el Programa continúe, pero con la gente de planta permanente. Es una locura. Hoy mismo, mientras esperábamos el resultado de la reunión de los delegados, nuestras compañeras de planta nos dijeron a mí y a las otras contratadas del Programa que ellas no van a tomar ese trabajo porque no están preparadas para asistir a víctimas de delitos sexuales. Nos decían: ‘No sabemos abordar a una víctima’. Las psicólogas de planta no son especialistas en delitos sexuales, las abogadas tampoco”, contó Leuzzi.

Los contratos en el Programa eran renovados cada año. “Eso no estaba bueno, porque era trabajo encubierto. Yo venía trabajando desde 2008, cuando estábamos en el PRO Solidario, en Alsina al 1100. Hacíamos cosas solidarias desde ahí. Y durante la campaña, Mauricio Macri caminaba conmigo de la mano por la calle, conmigo y con Juan Carlos Blumberg. Así se embaucó a la gente con que era el mejor candidato, y mirá cómo nos rompe todo, desmantelando los programas.” Leuzzi recordó que, al anunciarle que ya no renovarían los contratos del Programa, Szuchet le adelantó que el área de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural sólo tenía fondos para “hacer las fiestas de las colectividades” porque “la partida para 2014 es muy chica y no se puede hacer nada”.