El juez federal Norberto Oyarbide dictó ayer el procesamiento de cinco alumnos del Colegio Nacional Buenos Aires por los destrozos provocados en la iglesia San Ignacio de Loyola, contigua a la casa de estudios, en el marco de una toma de la institución protagonizada por los estudiantes entre el 17 y 27 de septiembre del año pasado. Los estudiantes fueron imputados por el delito de “daño agravado” y se les trabó un embargo por cinco mil pesos a cada uno.

Los acusados fueron procesados por los destrozos en la iglesia la madrugada del 25 de septiembre de 2013, donde había irrumpido un grupo de jóvenes a través de los túneles que conectan la parroquia con el colegio. También aparecieron pintadas en su interior, tales como “ni dios ni amo”, “hipócritas” y “la única iglesia que ilumina es la que arde”.

El fallo del juez Oyarbide fue determinante: “Considero que lo sucedido lesiona el derecho humano a la libertad religiosa que ostentan todos los fieles, sea cual fuera su credo, y llama la atención sobre la necesidad de valorar el diálogo responsable como medio de encuentro para dirimir nuestras discrepancias”.

Desde el inicio de la investigación, los cinco imputados fueron señalados como los culpables. Ahora, sólo dos de ellos continúan cursando en el colegio –en quinto y sexto año–, mientras que otros dos preparan de manera libre las últimas materias y el quinto se cambió del colegio luego de lo ocurrido. “Todos los elementos reunidos apuntaban siempre a los cinco encausados que fueron sancionados por su participación en el hecho tanto por el centro de estudiantes del colegio como por las agrupaciones políticas en las que militaban, y nunca negaron su participación en el suceso ni realizaron ningún descargo al respecto”, afirmó el juez en el fallo. En el expediente, entre otras pruebas, están los testimonios de alumnos que sindicaron a los ahora procesados y el hecho de que la agrupación estudiantil La Revancha los expulsó.

Tras conocer la determinación del juez Oyarbide, el rector del Nacional Buenos Aires, Gustavo Zorzoli, manifestó a Página/12 que “es una situación de tristeza para el colegio, porque cinco de sus alumnos serían responsables de este acto injustificable. Es una marca para una institución más que centenaria que se enorgullece de haber educado a importantes hombres y mujeres de nuestro país”. Además, cuestionó la metodología utilizada por los alumnos en aquel momento para hacer un reclamo. “Esta situación –dijo Zorzoli– nos enseña a toda la comunidad educativa lo peligroso que puede acontecer en el marco de una toma. Yo creo que sólo en el marco de una toma puede ocurrir un hecho como éste.”

En la causa también se investigan los destrozos en el propio colegio. “En el hecho bajo análisis, recuérdese que en el caso del colegio rompieron puertas y ventanas y realizaron pintadas sobre distintas paredes, y en el caso de la iglesia, pintaron el piso en distintos sectores, incendiaron bancos, orinaron y pisaron el mantel que se encontraba en el altar principal”, asegura la resolución judicial.

En marzo fue procesado otro alumno por las amenazas que recibió el rector luego de fijar las sanciones a los estudiantes que protagonizaron las tomas. De acuerdo con Zorzoli, si bien el joven declaró su culpabilidad respecto de la intimidación hacia él, vía correo electrónico se comprobó que no fue partícipe ni de la ocupación ni de los estragos ocurridos en la iglesia.