Martes, 16 de junio de 2015 | Hoy
SOCIEDAD › JUICIO A SIETE PENITENCIARIOS FEDERALES POR TORTURAS EN MARCOS PAZ
Siete penitenciarios del Complejo de Marcos Paz aguardan la sentencia por torturas contra Brian Núñez, un joven de 18 años que fue amasijado a golpes. Núñez logró denunciarlos. El juicio se llevó a cabo en San Martín y hoy se dará el veredicto.
Por Horacio Cecchi
Por primera vez en la historia de la Justicia federal, se dictará una sentencia por torturas ocurridas durante la democracia en una cárcel federal y con el denunciante presente ante el tribunal. Los hechos ocurrieron en el Complejo II de Marcos Paz, en el sector Jóvenes Adultos. Allí, el 16 de julio de 2011, y durante dos horas y 20 minutos, Brian Núñez fue sometido a una tremenda golpiza esposado con las manos por la espalda. A diferencia de lo que suele ocurrir habitualmente, el detenido presentó la denuncia aunque quedó alojado en el mismo penal y bajo los mismos custodios que le aplicaron sus cuidados intensivos. Tras la denuncia se pudieron comprobar las torturas. El caso fue llevado a juicio oral con siete penitenciarios en capilla: Juan Pablo Martínez, para quien pidieron 18 años; 15 para Roberto Cóceres, Víctor Meza y Javier Andrada; cinco para Juan Mancel; cuatro para Juan Moriñigo; y tres para Ede Vallejos. Hoy, los jueces del Tribunal Oral Federal 2 de San Martín, Héctor Sagretti, Marta Milloc y Diego Barroetaveña, leerán la sentencia. La querella que acompañó al fiscal Marcelo García Berro estuvo conformada por la Procuración Penitenciaria y la Defensoría General de la Nación.
Según se demostró en el juicio, Brian se disponía a festejar sus 20 años con su familia en el penal de Marcos Paz, pero decidió terminar antes la visita porque el celador les había prometido ver el partido de Argentina-Uruguay por la Copa América. Pero cuando llegó el momento, y como suele ocurrir en el ejercicio del poder carcelario, el celador Vallejos le ordenó que se metiera en su celda. Brian gritó y golpeó las rejas hasta que el jefe de turno, Juan Martínez, se arrimó con los paloteros de la requisa. Vallejos abrió las rejas y Andrada, Meza y Cóceres se lo llevaron a Martínez, que lo insultó y le aplicó una trompada en medio de la boca. Cuando le tiró el segundo golpe, porque nunca vienen solos, Brian se defendió y le pegó en la ceja, lastimándolo.
“¿Por qué le pegaste al jefe? Si el jefe te da todo, la concha de tu madre”, gritó Andrada, sorprendido de que hubiera respuesta a una golpiza. Y se le tiró encima. Los de requisa lo llevaron ante el jefe Martínez y lo metieron en un cuarto de audiencias al que llaman, cínicamente, “el cuarto de psicología”. Desde las 18.10 hasta las 20.30 lo tuvieron esposado, con las manos atrás enganchadas a los pies, en la posición que llaman “el chanchito”, con las plantas de los pies hacia arriba. Meza lo sostenía para que no se moviera. Martínez le pisó la oreja con los borceguíes hasta que empezó a sangrar. Cóceres le golpeó la planta de los pies con el palo de la requisa, el “pata pata”, un clásico carcelario, hasta fracturarle los dos pies. Mientras, Meza lo quemaba con un encendedor y un cigarrillo.
Cuando Martínez ordenó “basta, llévenlo al buzón”, Brian no podía pararse. Debió ser arrastrado de las axilas, lo tiraron abajo de una ducha de agua fría, lo dejaron media hora desnudo en un cuarto para que se congelara.
Después llegó el método del encubrimiento. El enfermero había recomendado el traslado de Brian a un hospital externo pero el jefe de Día, Mancel, que había llegado al término de la sesión de torturas, hizo caso omiso. Brian fue trasladado al hospital del penal recién después de la medianoche. Antes, Brian tuvo que firmar un sumario en el que manifestaba “perdone jefe” por haberse autolesionado.
Martínez amenazó a Vallejos con perder su carrera por haber entregado el libro verdadero, en reemplazo del falso que había entregado al juzgado. La denuncia de la PP cambió el objetivo de la investigación que, hasta ese momento, estaba en manos de los que habían golpeado a Brian y tenía como responsable a la víctima.
El jueves 4 de junio, la madre de Brian, Liliana Valenzuela, estuvo presente en la presentación de una Guía para el Tratamiento Mediático de casos de Violencia Institucional, en la Facultad de Ciencias Sociales, junto al diputado Leo Grosso, representantes de la carrera de Comunicación, de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación, y el autor de esta nota. Hoy, Leo Grosso convoca a apoyar a Valenzuela ante los tribunales federales de San Martín, a las 10, en Pueyrredón 3734.
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