SOCIEDAD › TESTIMONIO DE MOHAMAD, QUE PERDIO A TODA SU FAMILIA

“Me estoy muriendo poco a poco”

No hay cifras confiables de cuántas son las víctimas del terremoto iraní que azotó a la ciudad histórica de Bam. El ministro de Salud habló de 70 mil muertos, pero otros funcionarios del gobierno se negaron a dar números definitivos. Irán rechazó ayuda israelí.

Mohamad se disponía a rezar cuando se produjo el terrible sismo que sacudió la región de Bam el viernes por la mañana, dándole la impresión de que la tierra se abría bajo sus pies, y ahora ya sólo le quedan lágrimas para llorar desconsoladamente la muerte de sus nueve hijos y su esposa.
“Mira hermano, me estoy muriendo poco a poco. Mis nueve hijos y mi esposa están ahí, debajo de los escombros, y no puedo hacer nada”, dice sollozando este hombre de 63 años que aparenta muchos más, señalando con el dedo lo que queda de su casa de ladrillos, convertida en un amasijo de tierra.
Situada en una callejuela del casco antiguo de Bam, la pequeña casa se derrumbó como un castillo de naipes y en el jardín sólo quedan en pie dos palmeras, una de ellas datilera.
Mientras la mayor parte de las casas del barrio antiguo de Bam están construidas en adobe, la de Mohammad era de ladrillos cocidos, pero tampoco resistió este sismo de 6,3 grados de magnitud en la escala de Richter.
“Me había aseado y me disponía a recitar la oración. De repente, oí un enorme ruido y toda la casa se sacudió. Era horrible”, contó este hombre, que pasó su primera noche sobre una alfombra en la acera, delante de los escombros de su vivienda.
“Mis hijos y mi esposa todavía dormían. De pronto, el techo se desplomó y las paredes cayeron sobre nuestras cabezas”, dijo.
“Después, ya no me acuerdo de nada. Durante muchas horas parecía que estaba paralizado y no podía moverme”, aseguró compungido.
“¡Que Dios haga que mis hijas y mis hijos estén vivos! Soñaba con casarlos, con verlos felices. No puedo creer que se hayan muerto”, dijo Mohammad con la voz entrecortada por el llanto.
En la misma calle, completamente destruida, se repite la escena en todas partes, con hombres y mujeres desamparados y a la intemperie que lloran a sus seres queridos.
El sismo causó 70.000 muertos o heridos en la ciudad de Bam, declaró el ministro iraní de Salud a la AFP. “Consideramos en la actualidad que entre un 65 o un 70 por ciento de los habitantes de la ciudad de Bam o están muertos o heridos”, declaró el médico Massud Pezechkian. Un balance oficial provisional, dado por la televisión estatal, señalaba el sábado en la mañana 20.000 muertos y 30.000 heridos.
El ministro del Interior, Abdolvahed Mussavi-Lari, consideró anteriormente que el balance podría incrementarse. “Según nuestras previsiones, el alcance de la catástrofe será mayor y el número de víctimas mucho más elevado de lo que ha sido anunciado”, dijo, citado por la radio pública.
Según el rector de la Facultad de Medicina de Kerman (al sudeste), Iraj Charifi, por lo menos 25.000 personas murieron, de las cuales 5000 ya fueron enterradas. Indicó que 350 heridos que fueron trasladados a diversos hospitales de la región sucumbieron a causa de sus heridas.
Unas veinte personas fueron retiradas con vida el sábado de entre los escombros en Bam gracias a perros adiestrados del ejército iraní y a los equipos de salvamento alemanes, informó la agencia oficial Irna.
Pezechkian instó a la comunidad internacional a enviar medicamentos y equipos, y no a voluntarios, e informó de que “hasta ahora casi 4000 heridos fueron evacuados hacia otras ciudades de Irán”.
La ayuda internacional comenzó a llegar ayer. “Hay actualmente equipos de unos veinte países en el lugar o a punto de llegar”, afirmó en Ginebra Madeleine Moulin, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU.
Irán acepta la ayuda de todos los países, incluido Estados Unidos, pero rechazará la de Israel, declaró el portavoz del Ministerio iraní de Relaciones Exteriores, Jahanbajsh Janjani, citado por Irna. Israel, que considera al régimen de los molás como su peor enemigo, dio este sábado “su pésame al pueblo iraní”, que recibió decenas de condolencias o de propuestas de ayuda del mundo entero.
El casco histórico de Bam, una de las joyas del patrimonio arqueológico del país, quedó completamente destruido, según el prefecto de la ciudad.
El principal estadio de Bam se convirtió en una inmensa morgue improvisada, mientras miles de personas estaban a la intemperie.
Las cuatro hijas y cinco varones de Mohamad, de entre 10 y 25 años, vivían en la casa familiar. Mohamad tenía una pequeña tienda de comestibles en una avenida a dos pasos de su vivienda, pero sólo quedan los cascotes. “Perdí a mi familia y todo lo que tenía”, comenta este hombre envejecido sentado sobre su alfombra, mientras cae la noche en Bam en medio de un extraño silencio bajo gélidas temperaturas. La ciudad quedará a oscuras, ya que no se restableció el suministro eléctrico desde el sismo.

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“¡Que Dios haga que mis hijas y mis hijos estén vivos! Soñaba con casarlos, con verlos felices”, fue una expresión repetida ayer en Bam.
 
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