Martes, 13 de septiembre de 2016 | Hoy
SOCIEDAD › UNO DE LOS PRóFUGOS DEL CRIMEN DE LA MUJER CALCINADA
Ezequiel Blanco, uno de los prófugos del crimen de Tati Caviglia, en una entrevista a un medio quilmeño, se declaró inocente pero no se presentó ante la Justicia. Confirman que los dos sospechosos cruzaron a Bolivia y él volvió.
“No puedo creer lo que estoy viviendo”, aseguró Ezequiel Blanco, uno de los dos prófugos por el crimen de la dueña del hostel del barrio porteño de San Cristóbal, en una entrevista periodística desde la clandestinidad. Blanco, de 28 años, en diálogo con el diario El Sol de Quilmes, aseguró que el autor del crimen fue Joel Maximiliano Báez, de 29, el otro prófugo, a quien conoce desde hace 20 años y al que le había conseguido el trabajo en el hostel de María Cecilia “Tati” Caviglia, de 50, cuyo cadáver calcinado fue hallado en una valija, el 26 de agosto, a la vera de la ruta 2, en la localidad bonaerense de Dolores. La Justicia pudo determinar, por medio de informes migratorios, que el 28 de agosto los dos prófugos cruzaron juntos hacia Bolivia, pero Blanco regresó al país el mismo día, aunque sigue sin entregarse pese a que dice ser “inocente”,
Desde la clandestinidad y acompañado por sus abogados, Blanco le dio una entrevista al diario El Sol de Quilmes, en la que aseguró que el asesino fue Joel Maximiliano Báez. “No puedo creer lo que estoy viviendo”, dijo Blanco, quien sostuvo que está “triste por lo que le pasó a Tati”, una mujer muy conocida en el mundo de los locales de tango porteños. El imputado reconstruyó en la entrevista buena parte de lo que ya había relatado en un escrito presentado el 2 de septiembre pasado ante la Justicia.
Blanco dijo que hace poco que se reencontró con Báez por Facebook y que no dudó en recomendarlo para que Tati lo tomara para realizar tareas de limpieza y de mantenimiento en el hostel de la avenida Independencia 1636. Báez comenzó a trabajar en el lugar el 22 de agosto. De acuerdo con el relato de Blanco, el 24 de agosto él y Baez charlaban y de repente, Báez le preguntó: “Escúchame, ¿ella (por Tati) no tiene familiares?, ¿no tiene a nadie?”. Blanco dice que le respondió que no, recibiendo el siguiente comentario de parte de su amigo: “A esta vieja hay que matarla”. Blanco afirma que creyó que se trataba de “una broma”.
Sin embargo, el 25 de agosto a la noche, cuando Tati fue vista por última vez, Blanco contó que vio a Baez salir de la habitación de la mujer con las manos ensangrentadas y luego irse del hostel con una valija de grandes dimensiones. “Ya está, se terminó, la maté”, sostiene Blanco que fueron las palabras de Báez. “Lo que recuerdo es que entré en un estado de shock, me siento en el sillón, me agarraba la cabeza, me puse extremadamente nervioso y no sabía cómo reaccionar.”
Blanco aseguró que luego se encerró en su habitación y que Báez “baja de la escalera con la valija (…) tenía más cosas dentro de otra bolsa” y “tipo dos o tres de la madrugada”, Báez regresó al lugar para buscar a su amigo. “Me busca, golpea la puerta de mi cuarto y me pregunta cómo estaba, le digo que mal y que me dejase tranquilo.”
Frente a esa respuesta, siempre según los dichos de Blanco: “Báez me amenazó (luego) él prende la televisión y los noticieros informaban de la aparición de un cuerpo incinerado en el kilómetro 222 de la ruta 2”. Báez le dice que a él le va a pasar “lo mismo que a esa mujer, mientras señalaba la tele”, prosiguió el relato de Blanco, quien durante la entrevista estuvo acompañado por sus abogados Gustavo Julio y Sergio Cortés.
Blanco se declaró “arrepentido de no haber actuado en el momento en que lo veo a él con las manos ensangrentadas, cuando lo vi bajar las escaleras, de no haber podido llamar al 911 y de pedir ayuda. Se están diciendo muchas cosas que no son ciertas y quiero colaborar con la Justicia, esa es mi principal intención”.
Por su parte, el abogado Cortés informó que ayer por la mañana el juez Pablo Ormaechea rechazó un pedido de exención de prisión presentado el viernes pasado, luego de que su defendido fuese imputado. Con anterioridad, los letrados habían presentado un primer pedido en igual sentido, antes de que acusaran a Blanco, pero el planteo también fue desestimado. “Lo que estamos tratando de conseguir es que la Justicia le tome declaración sin dejarlo detenido (…) Él quiere contar todo esto pero también asegurarse estar en libertad”, explicó Cortés.
Consultado sobre las imágenes de la cámara de seguridad de una estación de servicio de la ruta 2, en la que se ve a un hombre con dos bidones de nafta en los primeros minutos del 26 de agosto, el defensor dijo: “Ezequiel reconoce terminantemente que no es él y que por las características es Joel”. Según los abogados, luego de deshacerse del cuerpo calcinado, Báez obligó a Blanco a viajar a la provincia de Jujuy, adonde llegaron el 27 de agosto, a la terminal de ómnibus de La Quiaca.
Una vez allí, Báez despojó a Blanco de casi todas sus pertenencias y cruzó a Bolivia, mientras que él se contactó con familiares en Jujuy que le dieron dinero para regresar a Buenos Aires, a donde llegó el 31 de agosto.
“Si él hubiese querido, hoy estaría en Bolivia o Paraguay y por ahí no lo hubiese encontrado nadie”, subrayó Cortés. Por su parte, Julio precisó que se entrevistaron con Blanco el 1 de septiembre y que al día siguiente “judicializaron” la versión del joven. “Hasta este momento creemos en la versión de Ezequiel porque no hay ningún elemento objetivo que diga que tiene relación directa con el homicidio”, concluyó el abogado.
Fuentes judiciales confirmaron que los registros migratorios obtenidos por la División Búsqueda de Personas de la Policía Federal indican que el imputado Joel Maximiliano Báez continúa en Bolivia, mientras que el empleado de confianza de Tati, Ezequiel Víctor Blanco, regresó a la Argentina, pero sigue sin presentarse ante la Justicia.
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