SOCIEDAD

Leve descenso en la mortalidad

El Gobierno lanza hoy un plan para reducir a la mitad la mortalidad infantil en 10 años. En 2003 se quebró una tendencia al aumento.

 Por Mariana Carbajal

La mortalidad infantil disminuyó levemente en el total del país, según muestran las últimas estadísticas oficiales, aunque experimentó una pequeña suba en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires. La reducción en el promedio nacional fue de tres décimos: de 16,8 muertes cada 10 mil nacidos vivos en 2002 pasó a 16,5 en 2003. “Aunque el porcentaje no es grande, significa fundamentalmente que se quebró la tendencia de aumento que arrastrábamos, en números implica que se murieron más de trescientos chicos menos que un año antes”, destacó el ministro de Salud, Ginés González García, en diálogo con este diario. Hoy, junto con el presidente Néstor Kirchner, el ministro anunciará una inversión de 1300 millones de pesos en diez años destinada a reducir las muertes infantiles y maternas, en un plan que comenzará por las provincias del NOA y el NEA, las que tienen los peores indicadores, muy por encima de las tasas nacionales.
En el Noreste, la tasa promedio de mortalidad infantil correspondiente al 2003 ascendió a 23,2 fallecimientos cada 10 mil nacidos vivos. En el Noroeste, a 19,1. La tasa más alta del país resultó la de Chaco, con 27,7 muertes por 10 mil nacidos vivos. Allí también se experimentó un alza en el último año: en 2002 se había registrado una tasa de 26,7. La tasa más baja fue la de Tierra del Fuego, de 8,4, de acuerdo con las estadísticas del Ministerio de Salud. Entre las jurisdicciones mejores posicionadas le siguen la ciudad de Buenos Aires: aunque su tasa está por debajo del promedio nacional, en el último año mostró una suba leve: creció a 10,3, cuando había sido de 10,0 en el 2002, el año que había medido las consecuencias sanitarias de la crisis de 2001, la peor de la historia argentina. También aumentó la tasa en la provincia de Buenos Aires, de 15,8 a 16,3; en Entre Ríos, de 15,5 a 17,2; en San Luis, de 16,5 a 17,4; en Río Negro, de 14,8 a 15,9, y en Santiago del Estero, de 12,4 a 14,2.
Las cifras de la provincia del matrimonio Juárez, en realidad, no son creíbles: no sólo porque son muy bajas en el contexto de la región más castigada sino porque la intervención federal, hace unos meses, se encargó de revelar que el gobierno de Nina inventaba los indicadores para mostrarlos más favorables.
La mortalidad infantil venía bajando en el país desde hace una década, aunque con indicadores más elevados que en otras naciones latinoamericanas, como Chile, Costa Rica y Cuba, que tienen las tasas más bajas. En 1992, para el total del país, se registró una tasa de 23,9. La cifra fue bajando en forma lenta pero constante hasta el 2002, cuando experimentó un incremento: de 16,3 pasó a 16,8. La última tasa, de 2003, todavía está por encima de la mejor marca en la historia del país.
La mitad de las muertes infantiles responden a causas evitables, producto de la pobreza y la falta de controles sanitarios durante el embarazo. Con el Plan Nacer Argentina, que hoy se presentará en la Casa Rosada, el Gobierno aspira a reducir drásticamente estos fallecimientos. “El objetivo es bajar en un 50 por ciento la mortalidad infantil en una década”, precisó González García.
El programa crea una seguro materno infantil para las mujeres y niños sin cobertura médica. Las provincias recibirán dinero de la Nación en función de la cantidad de beneficiarios que asistan. La idea es que capten a las mujeres embarazadas, desde el comienzo de la gestación y las sigan hasta los 45 días posteriores del parto, para hacerles los controles debidos, tanto a ellas como a los niños. “La novedad del plan es que los desembolsos a las provincias se harán en la medida en que cumplan metas sanitarias. Cada una recibirá 12 pesos mensuales de cápita por beneficiario”, destacó el ministro. El dinero proviene de un crédito del Banco Mundial. “Significa por lo menos un 50 por ciento más de presupuesto para el área porque se suma a los programas ya existentes”, agregó González García. En el Gobierno quieren alcanzar, en esta primera etapa, a un millón de beneficiarios en el NOA y NEA. Cada uno recibirá las prestaciones establecidas en un nomenclador diseñadoespecialmente para el plan. Más adelante, aseguran, se extenderá al resto del país.

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El plan que se anuncia hoy está financiado por el Banco Mundial.
 
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