SOCIEDAD › EN PLAYAS DONDE SE JUNTABAN CADAVERES YA HAY TURISTAS DE NUEVO

Ni hablar de perder las vacaciones

En zonas costeras de Tailandia y las islas Maldivas, el turismo sigue como si nada. Hay hoteles cubiertos en un 80 por ciento. Y hay turistas que limpian la playa y después toman sol. Pese a todo, los locales están entusiasmados por la recuperación del negocio turístico.

Por Terri Judd *
Desde Tailandia

Entre las imágenes de desgarro y devastación dejados por el desastre del tsunami, nuevas fotos emergieron ayer de turistas tomando sol en las playas donde días atrás los cuerpos se ahogaban. Mientras cientos de familiares de los desaparecidos se reunían en los edificios municipales en una frenética búsqueda de sus seres amados, los visitantes continuaban arribando para disfrutar de sus vacaciones.
En ambas áreas costeras de Tailandia y en las Maldivas, los encargados de los hoteles sobrevivientes reportaron una entrada estable de nuevos viajeros. Y mientras los operadores turísticos británicos cancelaron temporariamente todos los viajes, gran número de sus clientes eligieron completar su temporada en los ahora lacerados paraísos.
El retorno de los veraneantes es bienvenido por los locales, ya que la pronta resurrección de la industria del turismo es vital para la regeneración de la zona devastada. En el Allamanda Laguna resort de Phuket, amparado de un golpe directo por un monte de tierra al sur, sólo algunas plantas bajas y restaurantes sufrieron la entrada del agua. Casualmente les quedó luz y con dos días de trabajo limpiaron la playa de ruinas.
Por un lado, los turistas continuaban disfrutando de las comodidades del lujoso resort. Por otro, los cuarteles de donación del Fondo Asiático de Crisis se ubicaban alrededor de los lobbies del hotel para comenzar a desplegar sus programas de ayuda a los empleados y a las familias en las áreas más afectadas.
Mientras la mayoría de los hoteles en áreas como Khao Lak, Phang Nga y Phi Phi está destruida, un gran número en Phuket permanece todavía en pie. “Hubo algunas cancelaciones pero estamos llenos en un 80 por ciento. Somos un negocio y queremos que la gente venga, pero si llaman antes les decimos la verdad, que hay un montón de destrozos, pero las cosas fueron limpiándose”, dijo Kameanat Hnong, encargado de la recepción del Allamanda. “Nuestros huéspedes ayudan pero también quieren pasarla bien. Limpian la playa y después quieren descansar sobre ella”, continuó.
A pesar de los ruegos de Juthamas Siriwan, gobernador de la Autoridad Turística de Tailandia, para realizar las “inapropiadas” celebraciones del Año Nuevo con el mínimo de festejos posible, el funcionario hotelero señaló que algunas preparaciones para la noche del 31 están en camino.
“No será un Año Nuevo muy divertido, sobre todo para aquellos que perdieron a sus seres amados, pero muchísimos hoteles y restaurantes están recomenzando con sus negocios”, indicó Siriwan.
Phuket fue una de las áreas más duramente golpeadas en Tailandia, donde los muertos del tsunami se estiman en 4500, incluyendo al menos a 2230 extranjeros. Colin Hunter, un consultor de negocios de 45 años, llegó el martes para descubrir que muchos de los restaurantes que conoció en visitas pasadas simplemente desaparecieron. Entrando al hospital para tratarse un problema de la espalda, consideró que el alcance de la destrucción es evidente. “Hay fotos de gente perdida en todas las paredes del lobby del hotel, muchos son chicos de uno a seis años, de todas las nacionalidades. Es devastador. Hay una lista de desaparecidos, muertos o heridos que corre por cientos de copias. Hay mucha tristeza.”
Y agregó: “Gran parte del PBI de Tailandia proviene del turismo. Phuket abarca del 30 al 40 por ciento, y está vacía. Algunas áreas están devastadas, otras están OK”. Contó que muchos cancelaron o se fueron antes pero, entre los que quedaron, la actitud general es de que no va a volver a pasar. No obstante, subrayó que “siempre estás mirando por detrás del hombro que no esté viniendo algo”. Brian Keith, un turista americano, comentó que “no me siento de vacaciones y no voy celebrar el Año Nuevo, pero no me voy a ir. Se siente como una deuda”. Mientras tanto, los snorkellers y los buzos disfrutaban ayer otra vez de las aguas de cristal alrededor de la isla Furana Fushi de las Maldivas, nadando pasada la destrucción de las edificaciones.
Michaela Niedermeyer, de 43 años, que sobrevivió saliendo en un colchón inflable luego de que su bungalow al lado del mar fuera inundado por la ola, indicó que “definitivamente, esto está en la parte de atrás de tu mente y pensás en ello, pero tu vida continúa”.
Las pequeñas islas del océano Indico fueron violentadas gravemente con un saldo de 69 muertes, varias de turistas. Pero sólo 19 de los 87 hoteles de la región cerraron, y la ocupación es de un 52 por ciento en los abiertos. El turismo es el sostén económico de las Maldivas, y el titular de este ministerio, Ismail Firag, afirmó que nuevos visitantes están comenzando a llegar.
Shujau Mahmood, encargado general del Paradise Island resort en Male, Maldivas, declaró que sufrieron daños, pero “todo funciona a la perfección. Hubo algunas cancelaciones pero esperamos nuevos clientes y los que están aquí se divierten normalmente”. Ayer, la Federación de Operadores Turísticos aseveró que ciertas empresas de viajes reanudarían los traslados hacia algunas zonas costeras de Sri Lanka y Tailandia dentro de una semana. Otras eligieron extender la veda hasta el fin de enero.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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Una foto no vista hasta ahora: la gran ola llega a la playa Hat Rai Lay, en Tailandia. Mientras revuelca un velero, la gente corre.
 
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