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Aníbal Ibarra se quejó ayer de que la revocatoria de mandato en la ciudad de Buenos Aires es “de muy difícil aplicación, casi imposible de aplicar”, por el número de firmas que hay que reunir primero para habilitar la consulta al respecto y por la cantidad de votos que, llegada esa instancia, se requieren para consumar la separación del jefe de Gobierno. Muchos interpretaron sus palabras como el principio de una claudicación en su intento de hacer un referéndum para que el electorado determine si debe continuar o no en su cargo, pero el mismo Ibarra ratificó su decisión de seguir adelante con su iniciativa y reiteró que dejará su puesto en caso de que la mitad más uno de los que concurran a votar se pronuncien en ese sentido.
“Advierto que es un sistema para que no se aplique. Si uno toma en cuenta la cantidad de firmas que se tienen que juntar, más la cantidad de votos que hay que sacar para legalmente revocar el mandato de alguien, es imposible”, dijo Ibarra. La Constitución local establece que el referendo de revocatoria debe ser avalado por el 20 por ciento del electorado y que para sacar al Jefe de Gobierno o a un legislador de su cargo se necesita después el voto de la mitad más uno del padrón electoral.
Para fundamentar su consideración de que el sistema está hecho para que no se pueda sacar a nadie de su puesto, el mismo Ibarra recordó que en la ciudad generalmente vota “el 60 por ciento del padrón” y precisó que para verse legalmente obligado a abandonar la Jefatura de Gobierno “debería tener entre 1,3 y 1,4 millón de votos en contra, lo cual es muy difícil”. Insistió, de todos modos, en que renunciará si de concretarse la consulta que impulsa se impone en las urnas la posición de que se vaya.
Aun cuando Ibarra y sus colaboradores aseguraron que no tienen por el momento intención de desactivar la convocatoria al referendo de revocatoria de mandato, que pretenden hacer para relegitimar su gestión tras la tragedia de República Cromañón, las dificultades del ibarrismo para reunir las firmas necesarias para habilitar la consulta saltan a la vista: se requieren alrededor de 520 mil firmas y hasta ahora sólo consiguieron juntar poco más de 100 mil.
El plan de los ibarristas contempló desde un primer momento que hacer el referendo más allá de junio no tendría sentido y sería contraproducente por su superposición con las elecciones de octubre próximo. Al ritmo que van juntando las firmas, parece cada vez más difícil que puedan llegar a cumplir la condición que ellos mismos se impusieron y mayo será un mes clave. La posibilidad de desactivar entonces la convocatoria al referendo es una hipótesis que en el ibarrismo se ha analizado, pero mientras tanto su campaña de recolección de firmas continúa.
Por eso Ibarra enfatizó que “de ninguna manera” dejarán de salir en busca de los avales para la realización del referendo. “Nos faltan 400 mil. Estamos con mucho esfuerzo, con gente en la calle, con organizaciones sociales que están trabajando mucho y hay ya una circulación de firmas muy grande, con lo cual vamos a seguir avanzando”, agregó.