SOCIEDAD
Condenan a 18 años de cárcel a un hombre que violaba a sus dos hijas
Es un mozo de 35 años. Sometía a las nenas desde los 10 años. También las obligaba a fumar marihuana y les exhibía videos porno.
“Resultaba ser agradable y simpático ante la gente exterior al círculo familiar, pero hacia adentro ejercía un grado de violencia muy notorio.” La frase pertenece a un informe psiquiátrico y sintetiza parte del calvario que vivieron dos hermanas, que hoy tienen 12 y 16 años, respectivamente. Las niñas fueron víctimas de violaciones reiteradas. El autor de las agresiones era su padre, quien, además, las obligaba a drogarse antes de someterlas y les exhibía imágenes de videos y revistas pornográficos. Así quedó demostrado en el juicio oral contra el hombre, que concluyó ayer con una condena de 18 años de prisión.
Los hechos que se sometieron a juicio se denunciaron hace dos años en la localidad bonaerense de Caseros. La mayor de las chicas sufrió los abusos desde que tenía diez años, en 1999. Pero los calló hasta 2003, cuando el padre –un mozo de 35 años– comenzó a abusar de su hermana más pequeña, de diez años en ese momento. El silencio se rompió primero entre ellas dos. Después hablaron con su mamá, quien hizo la denuncia en la Unidad Funcional de Instrucción 14 de San Martín.
Bajo el techo donde ocurrieron las violaciones se habían secuestrado 15 videos condicionados y 69 revistas pornográficas. Las nenas testimoniaron que su padre les exhibía ese material, del mismo modo que las forzaba a consumir droga. “Más o menos cinco veces por mes me traía marihuana y me hacía fumar porro, le gustaba verme drogada antes de violarme”, declaró una de las víctimas ante el Tribunal Oral 1 de San Martín, integrado por Silvio Chagay, Oscar Correa y Adela Formicelli.
La madre de las niñas –su identidad, así como la del acusado, se mantuvieron en reserva para preservar a las víctimas– también dio su testimonio en el juicio oral. Relató que la directora de la escuela a la que iban las hermanas se había comunicado con ella: “Me llamó y me dijo que estaba muy molesta, porque había visto al padre despedirse de las nenas, dándoles un ‘pico’ en la boca”, contó. La mujer no escapó de la violencia que existía puertas adentro de su casa, porque era golpeada e incluso una vez fue arrastrada de los pelos por su esposo hacia la calle, según contaron algunos vecinos.
Además de estas declaraciones, el Tribunal tomó en cuenta los elementos surgidos de informes elaborados por un psiquiatra y una asistente social. Allí no sólo dejaron constancia de ese perfil que le permitía al hombre alternar con sus vecinos sin despertar sospechas. También apuntaron que “la experiencia traumática que vivieron las niñas les impidió defenderse”.
Los jueces condenaron al mozo por los delitos de “abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo en dos ocasiones, abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el vínculo en dos casos, y en concurso ideal con corrupción de menores agravado por el vínculo”.
En cuanto a la corrupción de menores, los jueces señalaron que el mozo “adelantó el inicio sexual de las menores con actos materiales sexualmente anormales sobre el cuerpo de las víctimas, u obligándolas a presenciar actos sexuales de terceros”. La condena dictada por los jueces coincidió con el pedido que había hecho la fiscal de instrucción del caso, Patricia Kaplis, especializada en delitos sexuales.