SOCIEDAD
El fin del calvario del Papa gravita sobre el Vaticano
El empeoramiento del Papa anoche hizo temer el desenlace fatal, mientras se reiteraba su posición a favor de la alimentación artificial, coincidiendo con el caso Schiavo.
El mundo seguía anoche en vilo el agudizado deterioro de la salud del Papa, que parecía haber entrado en agonía. Juan Pablo II presentó ayer un cuadro de fiebre alta y una baja de presión arterial por debajo de la mínima a causa de una infección de las vías urinarias. El portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, precisó que fue “iniciada una terapia con antibióticos” y que el cuadro clínico estaba siendo “controlado por el equipo médico del Vaticano que lo atiende”, para luego agregar que su salud se había estabilizado. El Papa, que bajó 19 kilos desde que fue sometido a una traqueotomía el 24 de febrero, se alimenta actualmente mediante una sonda nasal, considera que ese tipo de tratamientos para los enfermos es “moralmente obligatorio”, según un documento divulgado el año pasado sobre la dignidad del enfermo. El Vaticano confirmó esa posición a raíz del caso de la estadounidense Terri Schiavo. El santo padre ya recibió la extremaunción.
La salud de Juan Pablo II se agravó anoche de manera súbita. Según el canal de televisión Sky Italia, el Santo Padre estaba siendo atendido por su médico personal, Renato Buzzonetti, y todo el equipo de médicos del hospital Gemelli, dirigido por el profesor Rodolfo Proietti. La cadena estadounidense CNN consultaba a especialistas sobre la extremaunción que recibió el Papa, confirmada por el ministro de Salud del Vaticano, cardenal Javier Lozano Barragán. No obstante éste dijo que la extremaunción (un sacramento de auxilio espiritual destinado a enfermos terminales o ancianos en riesgo de muerte)“ no es sinónimo de que el Papa se vaya a morir”. Por su parte, el cardenal austríaco Christoph Schoenborn dijo que Juan Pablo II se acercaba a la muerte.
Horas antes, el experto en asuntos eclesiásticos, Vittorio Messouri, había descartado que el Pontífice fuera a renunciar. También ayer, los médicos opinaron a la prensa italiana que debería ser operado en breve.
A lo largo del día, se ratificó la posición del jefe de la Iglesia a favor de la alimentación artificial. “Un hombre, aun si se encuentra gravemente enfermo y está impedido para ejercer sus funciones, es y será siempre un hombre y nunca será un vegetal o un animal”, escribió el Pontífice en un documento dirigido a un congreso médico celebrado en marzo del 2004 sobre los tratamientos para prolongar la vida. “El valor intrínseco y la dignidad personal de todo ser humano no cambia y no depende de las circunstancias en que se encuentra”, afirmó. Juan Pablo II criticó a todos aquellos que dudan de las cualidades del hombre enfermo y reducido al estado vegetativo. “El enfermo en un estado vegetativo, que espera despertarse o que llegue su final natural, tiene derecho a una asistencia sanitaria básica (nutrición, hidratación, higiene, etc.)”, escribió. En ese sentido, “detener o interrumpir las curas mínimas de un paciente, teniendo como consecuencia la muerte por hambre y sed, puede ser considerada como eutanasia por omisión”. En enero de este año, Juan Pablo II, de 84 años, hizo un pedido a favor de los ancianos. “Hay que rechazar la idea común de que un anciano es un inútil, sobre todo si sus capacidades se han reducido por los inconvenientes de la edad o de la enfermedad”, afirmó. El portavoz del Vaticano, Navarro Valls, reconoció anteayer que la convalecencia del Papa es “lenta” y anunció que se alimenta a través de una sonda nasogástrica.
Si bien la Iglesia Católica ha reiterado siempre con firmeza su “no” a la eutanasia, también ha rechazado el ensañamiento terapéutico, afirmando que es contrario al valor sagrado de la vida y al respeto que en todo momento se debe tener por el paciente. En noviembre del año pasado el Papa aseguró que “la verdadera compasión promueve los razonables esfuerzos para propiciar la curación del paciente y al mismo tiempo ayuda a detenerse cuando cualquier acción resulta ya inútil para la curación”.
Diversas publicaciones del día indicaron, en tanto, que el Pontífice no dimitirá, aunque probablemente delegue la ceremonia de beatificación prevista para el 24 de abril próximo. Según el cardenal Mario Francesco Pompedda, prefecto emérito del tribunal para la asignatura apostólica –considerado un experto en temas jurídicos– el Papa, muy enfermo, puede pedir a un cardenal que lo sustituya en la larga ceremonia de beatificación de siete nuevos cardenales. Para el purpurado, sólo es necesario que el Pontífice firme la llamada bula apostólica que los proclama beatos. Se trataría de la primera vez en la historia que un Papa no preside personalmente una ceremonia de ese tipo.
Por otra parte, el cardenal Ersilio Tonini afirmó que Juan Pablo II “mantiene en estos momentos sus capacidades de entendimiento y de evaluación, y su sensibilidad, todas aptitudes refinadas incluso por el dolor”. En declaraciones radiales citadas por la agencia ANSA, Tonini consideró “inoportunos y equivocados” los rumores acerca de una presunta pérdida de poder del Pontífice o de que la Iglesia esté dirigida ahora por un grupo de cuatro cardenales de su entorno. “Sea cual fuere la evolución de las patologías que sufre”, el Pontífice no abdicará, sostuvo a su vez Vittorio Messori, autor del libro Cruzando el umbral de la esperanza, fruto de una larga conversación con Juan Pablo II. “Para él, renunciar sería ceder a la tentación de alejar de sí el peso de la cruz”, dijo Messori, quien en 2002 fue elegido por el Vaticano para acallar rumores de esa época sobre una eventual renuncia del Papa, puntualizó la agencia italiana.
El Papa fue internado dos veces este año en la clínica Gemelli, próxima a Roma, donde el 24 de marzo último fue sometido a una traqueotomía debido a dificultades respiratorias derivadas del mal de Parkinson. Anoche, descartaron hospitalizarlo en todo momento.