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“Santi se cayó en un pozo”, dijo el niño y quienes lo escucharon quedaron conmocionados. Eso fue lo que dijo el amigo del pequeño Santiago Miralles durante un diálogo mantenido con un especialista, en una Cámara Gesell, en el marco de la causa que investiga el asesinato del nene secuestrado y asesinado hace días en Canning. Según los investigadores, Santiago estuvo secuestrado en tres casas ocupadas por algunos de los seis detenidos. En diálogo con este diario, el abogado de la familia Miralles insistió en apuntar a la responsabilidad de las fuerzas de seguridad por no haber actuado a tiempo. La familia convocó para hoy a las 19 a una marcha en Lomas de Zamora, en reclamo de justicia.
Ayer, el amigo de Santiaguito, de 7 años, participó de la primera de las tres audiencias previstas en Cámara Gesell, el mecanismo que se implementa en las causas judiciales en que los niños no pueden declarar por tener muy corta edad. El chico es el hijo menor de los caseros que están detenidos, y era quien jugaba con Santiago cuando desapareció, el miércoles 13 de este mes. Este método posibilita la evaluación de las reacciones de los niños que dialogan con especialistas, mientras son observados por funcionarios judiciales y abogados de parte en una sala contigua. La declaración del niño tuvo lugar en los Tribunales Federales de Lomas de Zamora y había sido solicitada por el fiscal de la causa, Oscar Daneri.
Entre ellos estuvo el abogado querellante, Rolando Quintana, que en diálogo con Página/12 dijo que el crimen del niño fue “premeditado”. La desaparición del niño había ocurrido el miércoles 13 de julio. Al día siguiente, la familia recibió un llamado extorsivo, el viernes ocurrió el asesinato –según los peritajes– y el cuerpo fue encontrado el sábado 16, en la cámara séptica de una casa vecina a la de los Miralles, un lugar que había sido registrado el miércoles por la policía.
El juez Alberto Santamarina definirá hoy la situación procesal de los seis detenidos: Enrique y Ana Isabel Coito Machado, el matrimonio de caseros uruguayos; Henry Alexander, el hijo; Abel Domínguez, casero de una finca vecina, y dos adolescentes de 15 y 19 años.