SOCIEDAD › TRES SKINHEADS DETENIDOS POR AGREDIR A JOVEN JUDIO

Ataque neonazi en Belgrano

La seguidilla de agresiones se completó ayer, cuando tres cabezas rapadas amedrentaron a un joven judío, en pleno día. Solidaridad de la DAIA con el chico apuñalado el domingo.

Otra vez ocurrió en el barrio de Belgrano, pero ahora en la puerta de un locutorio de la calle Ugarte al 2300, y en pleno día. Dos adolescentes de cabezas rapadas amedrentaron a un chico judío identificado con su kipá. Según los testigos, “lo esperaban para pegarle”. Es el primero de los últimos tres casos conocidos la última semana, donde aparece claramente la persecución antisemita típica de los grupos de skinhead de orientación neonazi. A unas nueve cuadras de allí, en la esquina de Crámer y Blanco Encalada, otro joven, Guido D’Elía, había terminado la noche con el cuerpo lacerado, con 23 puntazos. La Delegación de Asociaciones Israelitas argentinas (DAIA) completó el escenario con un llamado de atención: desde fines del año pasado observan una “proliferación de grupos neonazis” en el barrio de Belgrano.
A las seis de la tarde, el tránsito del locutorio de Ugarte aún era agitado. “Escuché por la radio lo de los skins”, le decía al cajero una dama de paseo por el barrio. “Inmediatamente me imaginé que había sido acá.” Era la cuarta, quinta, décima o vigésima vez en el día que Daniel, el encargado del locutorio, intentaba bajarles el tono a las noticias sobre cabezas rapadas que ayer hicieron foco justo frente a la puerta de su negocio. “Pero, la verdad... –explicaba–, fue serio.”
Sobre el mediodía, alrededor de las 13.30 –según informó luego el titular de la comisaría 33–, un joven ortodoxo judío salía de la estación del subte D en Congreso de Tucumán en dirección al locutorio, ubicado a unos pocos metros de allí, sobre Cabildo y Ugarte. El adolescente, de 15 años, llevaba una kipá y las ropas tradicionales de su comunidad. Cuando abandonaba la estación se le cruzaron otros tres adolescentes, ocasión en la que comenzaron a insultarlo.
Los jóvenes estaban vestidos de negro, llevaban sus cabezas peladas al uso de las tribus de tendencia filonazi conocidas como skinhead NS o nacionalsocialistas. Desde hace una semana estas bandas son mencionadas con insistencia detrás de otros dos violentos ataques urbanos, uno en plena Avenida de Mayo al 900 y otro en Crámer y Blanco Encalada, sucedido durante la madrugada del domingo pasado. En esos casos no está confirmada la presencia de los skins NS. Más aún, en el primero de ellos –del 12 de junio– la fiscalía de Martín Niklison detuvo a cuatro personas ligadas a organizaciones distintas, también skinhead pero de orientación contraria, autodenominados “antifascistas”.
El caso de ayer contiene al menos un elemento distinto: el adolescente llevaba una kipá. “El chico entró al locutorio para protegerse”, le explicó a este diario el encargado. “Era claro que estaban esperándolo.” Como pudo, uno de los empleados se comunicó con la comisaría del barrio para pedir un auxilio. Hasta ese momento los “cabeza rapada”, también adolescentes, seguían parados frente al local. Tampoco intentaron irse, se quedaron como jugando a las escondidas en una situación donde el resto se los tomaba completamente en serio.
Al final, los tres terminaron detenidos. “Esto fue observado por personal que estaba en la zona –explicó el comisario Ricardo Torres, de la 33–. Constantemente amenazaban al joven por su religión, de palabra. Pero sólo por eso estarían en infracción a la Ley Antidiscriminatoria y por eso fueron arrestados.”
La DAIA ayer expresó su preocupación por la seguidilla de casos y antes de que sus directivos fueran a visitar al Hospital Pirovano al joven agredido el domingo, dio a conocer un comunicado en el que da cuenta de que en la zona de Belgrano, en los últimos meses, proliferan carteles de los grupos neonazis.
Frente al caso de Guido D’Elia, el ministro del Interior salió a negar la existencia de un “rebrote neonazi”. Mientras el chico ayer seguía internado en el Hospital Pirovano, los investigadores aún aguardan su recuperación para esclarecer el origen del ataque. Aunque quienes lo cortaron llevaban sus cabezas rapadas, aún se desconoce la procedencia del grupo y la causa por la que actuaron. Fuentes policiales indicaron que el muchacho conocería al menos a alguno de sus atacantes.

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El locutorio de Ugarte al 2300, donde logró refugiarse el chico perseguido por los skinheads.
 
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