SOCIEDAD

Un día peronista para que Horacio Conzi se acomode en el banquillo

 Por Raúl Kollmann

El 17 de octubre próximo, en los tribunales de San Isidro, tendrá lugar el juicio de uno de los casos menos controvertidos pero más públicos y con ribetes más sorprendentes de que se tenga memoria: ese día, Horacio Conzi estará sentado en el banquillo, acusado del asesinato del joven Marcos Schenone, además de provocar heridas a un remisero y a dos amigas que viajaban en el mismo remis, tras perseguir al vehículo desde la localidad de Martínez hasta Beccar. Conzi estará sentado frente al Tribunal Oral 4 de San Isidro, compuesto por los jueces Federico Ecke, Osvaldo Rossi y Federico Vales Garbo. El pseudomístico empresario cuenta con un sorprendente y para la ocasión poco conveniente curriculum: la fiscal del juicio, Gabriela Baigún, tiene en su poder cinco causas anteriores en las que fue imputado. Dos por homicidio y tres por lesiones. En todas fue sobreseído.
Durante la madrugada del 16 de enero de 2003, después de pasar por el complejo Dallas, propiedad de los hermanos Horacio y Hugo Conzi, Marcos Schenone se retiró con Gisella Carabeta y Paula Alonso, y su amigo Gustavo Pacheco. Los cuatro tomaron un remis conducido por Rodolfo Fernández. Según la investigación del fiscal Mario Kohan, Horacio Conzi persiguió al grupo con su camioneta a lo largo de más de 30 cuadras, y al llegar a Beccar disparó 14 proyectiles contra el Ford Galaxy remis con su pistola Pietro Beretta calibre 9 milímetros. Tres balas impactaron en el cuerpo de Schenone, provocándole la muerte; dos en el remisero, y también resultaron heridas las dos chicas. Conzi permaneció prófugo durante 57 días hasta que lo detuvieron en Mar del Plata. El arma fue hallada en casa de Conzi. Pero el detenido cuestionó las pericias. Una nueva revisión, en junio pasado, confirmó que las balas se correspondían con la Beretta, que para colmo está registrada en el Renar a nombre del propio Conzi.
Cuando el acusado enfrente al tribunal tendrá que cargar con un tremendo lastre: la fiscal Baigún tiene entre sus carpetas cinco causas anteriores contra el mismo Horacio Conzi. A la luz de su actual situación, tres de las causas son menores, por lesiones (una de ellas en Capital y dos en la zona norte, en 1987 y 1991). Pero las otras dos corresponden a homicidios. En todas fue sobreseído, o sea, la Justicia no lo consideró culpable. Una de ellas es, al menos, sorprendente.
El 24 de octubre del ‘95, alrededor de las 2 de la mañana, el dueño de Dallas fue detenido conduciendo un BMW. El vehículo –después se comprobó– tenía la patente trucha. A Conzi le hicieron la prueba de alcoholemia y le dio mal. En el BMW encontraron una colección de armas. Pero lo peor de todo es que dentro del vehículo Conzi llevaba el cuerpo de un hombre baleado. Pese a la cantidad de pruebas obtenidas, ocho horas más tarde Conzi salía excarcelado por orden del juez de San Isidro, Juan Makintach.

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