SOCIEDAD › PENAS DE HASTA 20 AÑOS A LOS SECUESTRADORES VIP
Condenas que no son chirolas
Raúl “Chirola” Monti fue condenado a 20 años de prisión por una serie de secuestros. Ya tenía reclusión perpetua por la muerte de Canillas. Era el jefe de la banda que vivía en un country.
Raúl Ezequiel Monti, “Chirola” Monti, el secuestrador que andaba en cuatro por cuatro y vivía en un country, fue condenado a 20 años de prisión por haber cometido secuestros express en Capital Federal y el norte del conurbano bonaerense en los que obligaba a sus víctimas a extraer dinero de cajeros automáticos o a solicitar rescates para ser liberadas.
La pena le fue impuesta por el Tribunal Oral en lo Criminal 17 y se suma a la de reclusión perpetua, más la accesoria por tiempo indeterminado, que ya pesa contra el delincuente por el secuestro y homicidio del joven Juan Manuel Canillas, ocurrido en julio de 2002 en Vicente López.
En el juicio que culminó ayer, el tribunal integrado por Silvia Arauz, Elsa Moral y Carlos Bossi encontró a Monti culpable de ser coautor de un secuestro extorsivo y de cinco hechos de privación ilegal de la libertad agravada y robo agravado. Además, en el veredicto dado a conocer a la tarde en el Palacio de Tribunales, los jueces dictaron penas de entre 16 y dos años para el resto de la banda por los mismos delitos y otros menores como tenencia de arma de guerra y encubrimiento.
El modus operandi de la banda era casi siempre el mismo: interceptaban a las víctimas en sus autos, las llevaban a recorrer cajeros y luego las liberaban, antes de robarles otras pertenencias como tarjetas de crédito, relojes, alhajas, ropa, discos compactos y agendas.
Cuando no lograban extraer dinero de los cajeros, los obligaban a ir a sus propios domicilios y les robaban los elementos que allí encontraban o hacían llamar a un familiar para que pagara un rescate.
Uno de los casos por los que se los condenó fue el secuestro extorsivo de Rubén Gil, por quien su hermano debió pagar 5000 dólares de rescate, luego de que sólo pudieron extraer 500 pesos de su cuenta bancaria, en un hecho ocurrido el 12 de abril de 2002. Otro caso grave que se les endilgó es el sufrido por Hernán Méndez Cañas y su esposa el 4 de febrero de 2002, a quienes les robaron 3000 pesos de su casa y 4000 de un cajero, en medio de amenazas de “quemar vivo” al hombre y de “violar” a la mujer.
También los acusaron de la privación ilegal de la libertad de Gabriel Fernández, el 4 de abril de 2002, a quien golpearon y simularon que lo ejecutaban, en presencia de su novia.
Gustavo Iglesias fue condenado a 16 años de prisión por los mismos delitos que Monti, pero como tenía una con condena anterior dictada en 2003 de seis años por otro secuestro, el tribunal unificó la pena en 18 años. A Ariel Llorca se le aplicaron catorce años de cárcel y a Matías Márquez, ocho. En el caso de Maximiliano Benedetti, los jueces dictaron una pena de nueve años, en el de Hernán Saptié, nueve años, y en el de Rubén Cuttiz, dos.
En tanto, los jueces absolvieron a Alejandro Aguilo y Sebastián Santillán, que proveían de teléfonos celulares a la banda, y al mecánico Juan Pedro Midaglia, a quien los delincuentes le llevaban sus autos para polarizarles los vidrios. También a José Luis Podevils, el único detenido que recuperó la libertad.
Durante la mañana, antes de conocerse el veredicto, cuatro imputados pidieron al tribunal “clemencia” y en el caso de Llorca, destacó que el sufrimiento de estar en la cárcel lo había “cambiado profundamente”. Iglesias, por su parte, había pedido humildemente que “no le arranquen la mitad” de su vida encerrado entre cuatro paredes y Benedetti aseguró: “Si me dan una nueva oportunidad la voy a saber aprovechar”.